ROBIN WINTERS (EUA, 1950).
“A fine time to decide”,1984.
Técnica mixta y acrílico sobre lienzo.
Medidas: 250 x 180 cm.
“A fine time to decide” de Robin Winters, es una pintura que refleja su interés por la ambigüedad, la narración fragmentada y la conexión entre objetos cotidianos y experiencias personales o colectivas.
En el centro de la composición se distingue un pequeño círculo oscuro en el que aparece una figura solitaria, ubicada en lo que parece un pasillo o un espacio arquitectónico. El contraste entre el detalle figurativo del círculo y la abstracción del resto del lienzo genera una tensión entre lo reconocible y lo enigmático. El espectador queda atrapado entre la sensación de vastedad, silencio y vacío del fondo, y la invitación a entrar en la escena interior, que sugiere un momento de decisión, de tránsito o de soledad.
En conjunto, la obra encarna la manera en que Winters solía mezclar la narración personal con lo simbólico y lo abierto a la interpretación, jugando con capas de pintura, texturas y la inserción de imágenes dentro de imágenes para hablar de la memoria, la percepción y las decisiones humanas.
Robin Winters es un artista conceptual estadounidense nacido en 1950 en Benicia, California. Desde joven mostró interés por coleccionar objetos —como botellas de cristal encontradas en la playa o bajo edificios antiguos— algo que más tarde influiría mucho en su obra. Durante su adolescencia participó en programas escolares y de trabajo-estudio, y tras una breve estancia en Alaska volvió a California, haciéndose cargo de diversos trabajos, incluyendo como cuidador de niños autistas. Winters se hizo conocido por sus instalaciones interactivas que combinan performance de duración prolongada con otros medios visuales. En algunos de sus montajes invita al público a actuar o interactuar, emplea cenas, consultas gratuitas, citas a ciegas —dispositivos que establecen una relación entre el arte, el artista y los espectadores. Ha trabajado con una variedad muy amplia de materiales: pintura, escultura (bronce, cerámica, vidrio), dibujo, fotografía, vídeo, cine, instalaciones, e incluso elementos performativos pujantes. Algunos de los motivos recurrentes en su obra son rostros, botellas, sombreros, barcos y autos.
Entre los hitos de su carrera cabe destacar que en los años 70 hizo performances de duración larga, como “The Secret Life of Bob-E” o la exposición itinerante Norman Thomas Travelling Museum, con objetos recogidos y ensamblados en un remolque o una furgoneta. En 1975 participó por primera vez en la Bienal del Whitney Museum con una performance duracional. En décadas posteriores siguió explorando el espacio expositivo, lo social, lo relacional, colaboraciones, intervenciones urbanas, así como exposiciones que reúnen su arte más diversificado. Vive en Nueva York y también ha impartido enseñanza artística.