ÉDOUARD CORTÈS (Francia, 1882- 1969).
“París”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 33 x 46 cm; 48 x 61 cm (marco).
Obra del artista francés postimpresionista Édouard Cortès (1882-1969). Conocido como "el Poeta parisino de la pintura", Cortès se especializó en paisajes urbanos de París, capturando la ciudad en diferentes estaciones y condiciones de luz. La pintura destaca por el contraste entre la luz natural y la luz artificial, creando una atmósfera mágica al anochecer. Cortès pintó más de 300 cuadros de París a lo largo de su carrera, mostrando sus calles, plazas y la vida de sus habitantes.
Édouard Léon Cortès fue un pintor francés de ascendencia española y francesa, célebre por sus paisajes urbanos de París realizados en distintas condiciones climáticas y lumínicas. Cortès plasmó con lirismo y sensibilidad la vida de la capital francesa, capturando su atmósfera cambiante, tanto en la lluvia como en la niebla, de día o de noche.
Nació el 6 de agosto de 1882 en Lagny-sur-Marne, una localidad situada a unos veinte kilómetros al este de París. Su padre, Antonio Cortés, había sido pintor en la corte real española, lo que sugiere un entorno familiar profundamente vinculado a las artes. En 1914, Édouard se casó con Fernande Joyeuse, con quien tuvo una hija, Jacqueline Simone, nacida en 1916. La imagen de una mujer acompañada de un niño aparece de forma recurrente en su obra, lo que podría interpretarse como una alusión íntima a su esposa e hija.
Aunque convencido pacifista, la proximidad del conflicto bélico a su lugar de origen lo llevó a alistarse en un regimiento de infantería francesa a los 32 años. Fue enviado al frente, donde resultó herido por una bayoneta. Tras su recuperación en un hospital militar, recibió la Croix de Guerre y fue reasignado como dibujante para realizar croquis de las posiciones enemigas, aprovechando su formación artística. Más adelante, sus firmes convicciones personales lo llevaron a rechazar la condecoración de la Legión de Honor ofrecida por el gobierno francés. Fue desmovilizado en 1919.
Desde muy joven mostró una inclinación notable hacia la pintura. A los 17 años ingresó en la École des Beaux-Arts de París y en 1901 realizó su primera exposición, que le otorgó un reconocimiento inmediato. Siempre recalcó su independencia artística; cuando un periodista le preguntó si había sido alumno de Luigi Loir, respondió con un juego de palabras: "No, solo alumno de mí mismo".
En 1945 sus obras fueron presentadas por primera vez en Norteamérica, lo que marcó el inicio de una proyección internacional aún mayor. En su último año de vida, recibió el prestigioso Prix Antoine-Quinson del Salon de Vincennes, coronando así una trayectoria artística profundamente coherente, en la que París fue no solo un tema pictórico, sino también un símbolo emocional y estético.