ALBERT LÉON GLEIZES (Francia, 1881 – 1953).
“Composition aux personnages ou femme á la guitarre ou Personnage dans un décor cubiste ou madam Gleizes au chevalet”, 1923.
Óleo sobre cartón.
Obra reproducida en el catálogo razonado del artista.
Presenta inscripción al dorso.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 27,5 x 21,5 cm; 48,5 x 42 cm (marco).
Exposiciones:
- Vente Versailles. Hotel Rameau, 1980, 1983.
-Hotel des Ventes, 1981, 1986.
Esta obra realizada en 1923 y vinculada a los años de consolidación del cubismo sintético, despliega una construcción espacial fragmentada donde las figuras humanas , reconocibles pero sometidas a una intensa esquematización geométrica, se insertan en un entorno igualmente descompuesto en planos y ritmos cromáticos. El cuadro articula una escena íntima mediante volúmenes simplificados, líneas quebradas y un uso deliberado de la bidimensionalidad, que evita cualquier ilusión tradicional de profundidad para privilegiar la simultaneidad de puntos de vista y la lectura analítica de las formas. Los colores, aplicados con una textura casi rugosa, combinan amarillos encendidos, verdes y azules saturados, junto con una serie de patrones rítmicos en rojo y ocre que funcionan como bordes ornamentales y sostienen la estructura del conjunto. Esta elección cromática responde al espíritu de la época, que buscaba reconciliar la experimentación formal con una armonía visual más accesible tras las rupturas radicales del cubismo temprano. La figura central, posiblemente femenina, se presenta en una postura que combina la frontalidad con perfiles desplazados, un recurso característico de las investigaciones cubistas sobre la percepción simultánea. Los cuerpos y objetos se ensamblan como piezas de un mecanismo compositivo que equilibra rigor constructivo y cierta calidez expresiva, típica de Gleizes en los años veinte, cuando el movimiento se orientaba hacia un mayor ordenamiento teórico y una depuración de la forma. El resultado es una escena que no narra un acontecimiento, sino que propone una experiencia visual donde la identidad de los sujetos es secundaria frente a la organización rítmica del espacio y la búsqueda de una unidad conceptual entre figura, fondo y estructura geométrica.
Durante sus primeros años, Gleizes trabaja en el estudio de diseño industrial de su padre en París. Finalmente, tras completar la enseñanza secundaria, pasó cuatro años en el ejército y luego inició su carrera como pintor, haciendo en un principio paisajes. Sus primeras obras se enmarcan en el impresionismo, con obras como “La Seine à Asnières”, exhibida en la Sociedad Nacional de las Bellas Artes en 1902. Al año siguiente participó en el primer Salón de Otoño de París, y pronto entró en contacto con Fernand Léger, Robert Delaunay, Jean Metzinger y Heri Le Fauconnier. En 1910 se integró en el cubismo, del que fue uno de sus primeros y más importantes teóricos, junto a Metzinger. Ese mismo año expuso en el Salón de los Independientes. Tres años más tarde participó en la colectiva del Armory Show, en Nueva York. Durante la guerra se alistó de nuevo en el ejército, y tras la contienda se trasladó a Nueva York. También viajará a Barcelona y las Bermudas, y en 1916 celebró su primera exposición individual en las Galerías Dalmau de la ciudad condal. Dos años más tarde lo encontramos plenamente comprometido en la búsqueda de los valores espirituales, que se verá reflejada tanto en su pintura como en sus textos. En 1927 funda en Sablons Moly-Sabata, una comunidad utópica de artistas y artesanos, en cierto modo continuación de la Abbaye de Créteil que había formado, junto a otros artistas y escritores, a las afueras de París en 1906. En 1931, Gleizes participó en el comité de Abstraction-Création que actuó como un foro para el arte no figurativo internacional. Para entonces, su obra refleja el fortalecimiento de sus convicciones religiosas y en 1932, en su libro “La Forme et l’histoire” examina el arte celta, románico y oriental. Durante estos años impartirá conferencias en Polonia y Alemania, y será contratado para realizar unos murales para la Exposición Universal de París de 1937. Ya casi una década más tarde, entre 1949 y 1950, trabajará en las ilustraciones para el libro de Blaise Pascal “Pensées sur l’homme et Dieu”. En 1951 Gleizes fue nombrado jurado del Premio de Roma, y el gobierno francés le otorgó la Legión de Honor. Considerado gran renovador del arte religioso, en 1951 realizó su última gran obra, un fresco titulado “Eucharist” que pintó para la capilla jesuita en Chantilly. Albert Gleizes está actualmente representado en los Museos Guggenheim de Venecia y Nueva York, el Centro Georges Pompidou de París, la Albright-Knox Gallery de Buffalo, el MoMA y el Metropolitan de Nueva York, el Museo Nacional de Arte Occidental de Tokio, el Reina Sofía de Madrid, la Tate Gallery y el Thyssen-Bornemisza, entre otras colecciones de todo el mundo.
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