EDUARDO CHILLIDA JUANTEGUI (San Sebastián, 1924 – 2002).
Sin título, ca.1960-70's.
Collage sobre papel.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Procedencia: Colección Aimé Maeght, París; Colección Eberhard W. Kornfeld, Berna, al reverso con el sello del coleccionista, Lugt 913b
Exposiciones: Museo de Arte de Berna, 1989, De Goya a Tinguely, Acuarelas y dibujos de una colección privada [Col. Eberhard W. Kornfeld], cat. núm. 238
Reproducido en la página 213 del catálogo.
Muy buen estado de conservación general.
Presenta una ligera decoloración amarillenta alrededor de los fragmentos de papel pegados (collage), que son restos antiguos de pegamento.
Medidas: 41 x 27 cm.; 61 x 47 cm.(marco).
Esta obra es un ejemplo excepcional de la faceta más íntima y experimental de Eduardo Chillida. Aunque es mundialmente conocido por sus esculturas monumentales en hierro y hormigón, su obra en papel es fundamental para entender su proceso de pensamiento sobre el espacio.
Es un collage sobre papel, una técnica que Chillida utilizó profusamente antes de desarrollar sus famosas "Gravitaciones" (donde eliminó el pegamento para coser los papeles).
Muestra una estructura central horizontal que parece flotar en el vacío del papel blanco. Las formas marrones se entrelazan como bloques de piedra o vigas de hierro, recordando la solidez de sus esculturas públicas (como El Peine del Viento o Elogio del Horizonte).
Al igual que en su escultura, aquí el protagonista es tanto la franja oscura como el espacio que la rodea. Las formas negras y marrones construyen un espacio habitable. Los cortes irregulares y los ángulos rectos crean un ritmo de "entradas y salidas".
Chillida usaba tinta negra densa para otorgar peso visual. En esta obra, las zonas negras actúan como sombras profundas o como "límites" de la materia. El uso de collage de estraza es típico de su búsqueda de materiales humildes y honestos. Le interesaba la textura rugosa y la resistencia del material. Los bordes del collage están rasgados a mano. Esto deja ver la fibra del papel, aportando una sensibilidad orgánica que suaviza la rigidez geométrica de la composición.
Chillida se definía a sí mismo como un "arquitecto del vacío". En este collage, las superposiciones de papel crean una profundidad física real (un bajorrelieve). Al ser un collage pegado, esta obra es estilísticamente un precursor directo de sus Gravitaciones de los años 80. Aquí ya está presente la voluntad de crear capas y niveles, aunque todavía están fijados al soporte.
A pesar de sus medidas contenidas, la obra transmite monumentalidad. La paleta de colores reducida (tierra, negro, blanco) refleja la sobriedad del carácter vasco y la conexión con la tierra y la industria que permea toda su obra.
Chillida se inicia en el dibujo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y poco a poco va creciendo su interés por la escultura. Será durante sus años en París cuando realice sus primeras esculturas en yeso, impresionado por la escultura griega arcaica del Louvre. En la capital gala celebrará su primera exposición, de escultura, en 1950. En 1951 regresa definitivamente a San Sebastián, y realiza su primera obra en hierro, material con el que trabajará el resto de su vida. A lo largo de su vida, Chillida recibió numerosos premios y galardones, entre los que cabe destacar el Premio Carnegie, el Rembrandt, el de la Fundación Wolf de las Artes y el Príncipe de Asturias de las Artes. Fue además académico de San Fernando, y miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias, Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres y de la Orden Imperial del Japón, y obtuvo la Gran Cruz al Mérito Humanitario de la Institución del mismo nombre de Barcelona. Además de su Museo Chillida-Leku de Hernani, está representado en museos y colecciones de todo el mundo, como el Guggenheim de Bilbao, el MOMA de Nueva York, el Reina Sofía de Madrid, la Tate Gallery de Londres o la Neue Nationalgalerie de Berlín.
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