Maison Cardeilhac, (Francia siglo XIX).
Bombonera plata.
Con cuño en la base.
Medidas: 10 x 14 x 12 cm.
La Maison Cardeilhac fue una de las más prestigiosas casas de orfebrería francesa, célebre por sus cuberterías, jarras y objetos de mesa en plata maciza y metal plateado.
La firma fue fundada en 1804 en París por Antoine-Vital Cardeilhac, un maestro orfebre que supo unir la tradición artesanal con la elegancia del estilo neoclásico de su tiempo. Desde sus inicios, el taller se distinguió por la calidad de su manufactura y la pureza de sus líneas.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, su hijo Ernest Cardeilhac tomó la dirección y transformó el pequeño taller en una verdadera Maison d’Orfèvrerie reconocida internacionalmente.
Bajo su impulso, la firma participó en las Exposiciones Universales de París de 1889 y 1900, donde obtuvo premios y menciones por la finura de sus cuberterías y la originalidad de sus jarras decoradas.
Los diseños de Cardeilhac reflejaban el espíritu del Art Nouveau: motivos naturales, curvas fluidas, flores, hojas y figuras inspiradas en la fauna. Sus jarras eran especialmente apreciadas, trabajadas como esculturas con asas en forma de tallos o criaturas mitológicas, y cuerpos en relieve grabados a mano.
Cada pieza combinaba el rigor técnico con una estética poética que convertía el objeto cotidiano en arte.
A comienzos del siglo XX, la casa continuó evolucionando y colaboró con diseñadores como Lucien Bonvallet y Jean Puiforcat, quienes aportaron un aire más moderno y geométrico, preludio del estilo Art Déco.
Estas colaboraciones mantuvieron viva la reputación de Cardeilhac como sinónimo de lujo, precisión y refinamiento. Finalmente, en 1951, la Maison Cardeilhac fue adquirida por la firma Christofle, otro gran nombre de la orfebrería francesa. Christofle conservó los modelos y moldes de Cardeilhac, integrándolos a sus colecciones y asegurando la continuidad de su herencia artística.
Las piezas firmadas Cardeilhac, especialmente sus jarras, cuberterías y candelabros, son destacadas por su elegancia, equilibrio y excelencia técnica.
Su historia representa más de un siglo de maestría artesanal, donde el arte y la funcionalidad convivieron bajo el brillo de la plata.
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