Guarnición de estilo Luis XVI; Francia, finales del siglo XIX.
Bronce mármol.
No conserva llave ni péndulo.
Medidas: 59 x 27 x 20 cm; 49 x 29 x 15 cm.
Esta compuesta por un reloj central y dos candelabros laterales, es un refinado ejemplo del estilo Luis XVI, producido en Francia hacia finales del siglo XIX, durante el auge del historicismo y la reinterpretación de estilos artísticos clásicos..
La pieza central es un reloj montado sobre un pedestal de mármol oscuro, finamente veteado, que sirve de base para un conjunto escultórico en bronce dorado y patinado. Coronando el reloj se encuentra un busto de inspiración clásica, probablemente Dionisio o Baco, como lo indican los racimos de uvas en su cabello y la expresión extática del rostro. A su lado, un putti dorado asciende juguetonamente, reforzando la temática báquica con una iconografía de abundancia y goce. En la parte inferior del pedestal, otro putti, también dorado, parece ofrecer racimos de uvas, estableciendo una narrativa circular de movimiento y alegría.
Flanqueando el reloj, los candelabros completan la composición. Cada uno está formado por una figura infantil en bronce patinado, de piel oscura, ataviada con paños dorados y coronas vegetales. Sostienen con elegancia brazos curvados rematados en dos luces para velas, decoradas con hojas y volutas de inspiración vegetal. Las bases repiten el mármol veteado del reloj, asegurando una armonía visual en toda la guarnición.
El estilo Luis XVI, surgido durante la segunda mitad del siglo XVIII, marcó una reacción contra la exuberancia del Rococó, abrazando en cambio un gusto por la sobriedad, la simetría y la inspiración en la antigüedad grecorromana. Este estilo reapareció con fuerza durante el siglo XIX, especialmente en la segunda mitad, cuando el historicismo llevó a artistas y artesanos a reinterpretar estilos pasados como signos de buen gusto, estabilidad y erudición.
La guarnición aquí descrita responde a esta estética neoclásica, tanto en su forma arquitectónica como en los temas mitológicos y pastorales que evoca. Estas composiciones eran populares en los salones burgueses y aristocráticos del siglo XIX, donde funcionaban como símbolos de refinamiento, cultura y riqueza. La combinación de bronce dorado con mármol era particularmente apreciada por su suntuosidad y resistencia al paso del tiempo.
Este tipo de guarniciones no sólo eran elementos decorativos, sino verdaderas declaraciones de estatus. Su elaboración requería la colaboración de escultores, broncistas, relojeros y marmolistas altamente cualificados. El detallismo anatómico, la expresividad de los rostros, y el equilibrio compositivo revelan una maestría técnica al servicio del ornamento sofisticado. El uso de la temática báquica remite a la exaltación de los placeres, una constante en el imaginario artístico europeo desde el Renacimiento.