Escuela mallorquina de finales del siglo XIX.
"Cipreses de Son Servera".
Óleo sobre lienzo.
Localizado al dorso, en el bastidor.
Medidas: 80 x 110 cm.; 88,5 x 117,5 cm.(marco).
Las islas baleares, y en especial Mallorca, fueron un foco de atracción en el último tercio del siglo XIX y en los albores del XX para aquellos pintores que mayormente destacaron en la reinvención del género paisajístico. Esta pintura se adscribe a aquella voluntad renovadora, en la que destacaron figuras como Santiago Rusiñol i Anglada Camarasa, amantes empedernidos de la luz intensa de Mallorca, de sus bosques silenciosos, de sus piedras vetustas y de sus aguas cristalinas. Aquí, el pintor no escatima luz y color en su encendida paleta, cercana a soluciones fauvistas coetáneas y heredera del luminismo mallorquín.