Escuela holandesa del segundo tercio del siglo XVII.
"Alejandro Magno visita a Diógenes".
Óleo sobre tabla. Engatillada.
Presenta firma apócrifa en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 78 x 62 cm.; 90 x 74 cm (marco).
La estela de Jan Aertsz Marienhof se evidencia en la presente obra, su característico estilo preciosita y de clara influencia de Rubens fueron una seña de identidad que le proporcionaría una notable popularidad. Su cercanía en estilo con la obra titulada "Alejandro Magno visita a Diógenes" ha hecho que fuera en el pasado atribuida a él. No es segura la autoría de momento anónima de esta sobresaliente tabla.
En este cuadro, probablemente se está narrando el legendario encuentro entre Alejandro Magno y Diógenes. El conquistador se encontraba en Corinto, y al enterarse de la fama del filósofo cínico Diógenes, decidió visitarlo. Lo encontró junto a su barril, en el que vivía. Aquí vemos al filósofo volcado en la lectura de un libro y, ante la llegada del emperador, extiende su brazo en actitud de rechazo. Los cínicos defendían que la felicidad solo podía ser alcanzada a través de la virtud y la vida austera, modelos completamente opuestos a la búsqueda de gloria del ambicioso emperador. Estamos ante una pintura de notable calidad, lo que se aprecia en los suntuosos ropajes de seda y brocados de Alejandro y su séquito, en completo contraste con la larga barba y el aspecto desastrado de Diógenes. Junto a él, vemos el barril con un agujero para ser usado como casa. El paisaje es sublime, y acoge una imaginativa fuente escultural de piedra.
Alejandro, impresionado por la fama de Diógenes, se acercó y le ofreció cumplir cualquier deseo que tuviera. Diógenes, sin inmutarse por la presencia del poderoso rey, le respondió: "Apártate un poco, que me estás tapando el sol". Esta simple respuesta refleja la filosofía de Diógenes, que valoraba la independencia y la autosuficiencia por encima de las riquezas y el poder. Alejandro, lejos de enojarse, quedó admirado por la actitud de Diógenes y reconoció su sabiduría. Se dice que incluso le comentó a sus acompañantes: "Si yo no fuera Alejandro, me gustaría ser Diógenes".