Escuela francesa; finales del siglo XVII.
“Abraham repudiando a Agar”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 82 x 105 cm.
En autor de esta obra recoge uno de los pasajes más dramáticos de la narración bíblica. La escena representada está tomada del Antiguo Testamento; según el Génesis, aunque Dios le prometió a Abraham ser el padre de naciones, su esposa Sara era estéril. Para ayudar a su marido a cumplir con su destino, ella le ofreció a su esclava Agar como concubina. Agar quedó pronto embarazada, y comenzó a despreciar a su señora. Sara se quejó amargamente a su esposo, y éste le dijo que hiciera con la criada lo que quisiera. El duro trato que Sara le dio a Agar la forzó a huir con su hijo Ismael, pero un ángel le urgió a que volviera con su señora. Al tiempo de regresar, sin embargo, Sara concibe a Isaac, y Agar a su hijo Ismael. Estos son expulsados de la casa de Abraham, que es justo el momento que se representa en esta escena. Madre e hijo vagaron entonces por el desierto de Beerseba, donde se quedaron sin agua. Al llorar el niño, apareció de nuevo un ángel, diciéndoles que habían sido escuchados por Dios; les mostró una fuente de agua y dio de beber al muchacho, que sería protegido por el Señor desde.
Esta obra posee una antigua atribución a Nicolas Poussin (Les Andelys, Normandía, 1594-Roma, 1665), de hecho la Galería Nacional de Roma, alberga en su colección una pintura tardía del artista donde trata el mismo tema. Poussin fue el pintor más importante del siglo XVII francés y el maestro fundamental del clasicismo. Se formó en su región de nacimiento con un autor tardo-manierista y más tarde en París. Gracias a la amistad que le unía con el poeta Giambattista Marino viajó a la península Itálica y se introdujo en los medios romanos intelectuales más avanzados, conociendo al tiempo a los mecenas y protectores de las artes en la Ciudad Eterna, donde se estableció. El éxito de Poussin radica en el rechazo del caravaggismo, que comenzaba a pasar de moda, y en la adopción de los grandes ejemplos del Renacimiento, modernizados en un sentido clasicista barroco templado. Admirador de Giulio Romano, y sobre todo de Rafael, se dedicó a un clasicismo puro influido por Domenichino y por otros pintores de espíritu similar.