ARTHUR STRASSER (Adelsberg, Alemania, 1854-1927).
“El encantador de serpientes”.
Bronce esmaltado en frío.
Firmado, titulado y con sello de función.
Con placa Médaille Beaux-Arts, París.
Medidas: 48 x 30 x 21 cm.
Arthur Strasser nos brinda la imagen de un encantador de serpientes que hace sonar una flauta o un pungi para atraer al animal. El joven, completamente volcado en su tarea, luce vestimenta tradicional basada en una amplia túnica y un turbante sobre su cabeza. La serpiente, que bien podría tratarse de una cobra, se retuerce sobres sí misma respondiendo a una postura de danza. Técnicamente destaca el laborioso trabajo del encantador, captado con una precisión, un naturalismo y una expresividad que denotan no sólo maestría por parte del escultor, sino también un detenido estudio del natural.
Arthur Strasser fue miembro de la Künstlerhaus de Viena (1886-91 y 1907-27) y de las Secesiones de Múnich y Viena (1898-1900). En 1896 creó un primer modelo que se expuso en Berlín y en la Exposición de la Künstlerhaus de Viena de 1896, y recibió por ello el Premio Reichel.
La tradición de la pequeña escultórica vienesa en bronce se remonta a mediados del siglo XIX, llegando a encontrar hasta cincuenta artífices que residían en la capital a finales de siglo. Varias fundiciones comenzaron a especializarse en la denominada técnica del "esmaltado en frío". Varias capas eran aplicadas al bronce en bruto, dando como resultado un fino y brillante acabado cargado de naturalismo. Sin embargo, era importante aplicar esta película cuando el bronce aún se encontraba caliente, pues el contraste de temperaturas contribuía a la permanencia del color, quedando este fijado al metal. Al no ser cocido, siguiendo el proceso habitual, pasó a ser denominado “esmaltado en frío”.