Vasija de ojo giratorio Periodo Han, (202 a.C. – 220 d.C.)

Vasija de ojo giratorio Periodo Han, 202 a.C. – 220 d.C.).
Terracota, color plomo.
Procedencia: Colección privada europea.
Muestra signos moderados de desgaste superficial, con áreas de abrasión visibles en las asas y leves incrustaciones minerales, lo que es coherente con una larga exposición a condiciones de enterramiento. Sin embargo, se encuentra en un buen estado estructural, conservando íntegra su forma original y sus detalles decorativos principales.
Medidas: 18 x 18 x 14 cm.

La “Vasija de ojo giratorio”, realizada en terracota de color plomo y fechada en el Periodo Han (202 a.C. – 220 d.C.), constituye un ejemplo excepcional del repertorio cerámico ceremonial desarrollado durante una de las dinastías más emblemáticas de la historia imperial china. Con unas dimensiones relativamente pequeñas (18 × 18 × 14 cm), esta pieza destaca no sólo por su solidez formal y técnica, sino por la sofisticación simbólica de su decoración y estructura volumétrica. El cuerpo de la vasija presenta una forma globular compacta, modelada con gran destreza y simetría, con un cuello corto que se abre en un borde ligeramente exvasado y cuadrangular. Lo más llamativo de la pieza son sus asas robustas, que se integran con elegancia en el cuerpo, y los relieves circulares dobles a cada lado, conocidos como “ojos giratorios”. Este tipo de decoración —de efecto óptico y casi escultórico— está íntimamente vinculado con conceptos de vigilancia, protección espiritual o energía cíclica en las cosmologías de la China antigua. El término “ojo giratorio” hace alusión a la forma de círculos concéntricos en alto relieve que parecieran girar sobre su eje, y que se repiten con sutil variación en cada cara del recipiente.

Estas vasijas eran comúnmente utilizadas en contextos funerarios y rituales, lo que se deduce tanto por su factura delicada como por la calidad de los acabados, que en este caso presenta una superficie bruñida que genera un brillo metálico —típico del tratamiento que recibía la cerámica de elite de la época Han. El tono plomizo, logrado mediante cocción reductora, intensifica esa sensación de sobriedad y solemnidad, evocando materiales como el bronce o el hierro, con los que competía visualmente en los ajuares de los difuntos.

Desde un punto de vista cultural, la dinastía Han marcó un momento clave en la consolidación de la identidad imperial china, y las artes visuales reflejan ese impulso hacia la estabilidad, la jerarquía simbólica y el refinamiento técnico. Vasijas similares se han hallado en tumbas del norte de China, y presentan paralelos en colecciones como las del Museo de Historia de Shanghái o el Musée Cernuschi de París, donde se exhiben ejemplares casi idénticos, también con los característicos “ojos” en relieve.