Escuela española del siglo XIX. Seguidor de ANTON VAN DYCK (Amberes, Bélgica, 1599 – Londres, 1641).
“Retrato de Carlos I de Inglaterra”.
Óleo sobre cartón.
Medidas: 22 x 16 cm.; 35 x 28 cm. (marco).
Réplica del Retrato de Carlos I de Inglaterra de Van Dyck que se encuentra en el museo del Louvre en París.
En este cuadro se retrata al rey Carlos I de Inglaterra descansando durante una jornada de caza, mientras dos sirvientes cuidan de su caballo. En esta pintura, el rey no lleva los atributos típicos de la realeza, como la corona, el cetro o vestimentas majestuosas, sino que aparece vestido de manera elegante y distinguida, similar a un campesino. La obra tiene un notable mérito artístico, ya que Carlos I era muy bajo de estatura (se le considera el monarca inglés más bajo de la historia). A pesar de ello, el rey mira con arrogancia directamente al espectador. Existe una armoniosa relación entre las figuras humanas, el animal y el paisaje.
Hijo de un comerciante de paños y sedas, lo que sin duda influyó en su apreciación de los tejidos, Van Dyck inició su formación a los diez años en el taller de Hendrick van Balen, quien había pasado varios años en Italia y desarrollaba un estilo acusadamente italianizante. Este periodo de formación de Van Dyck coincide con el regreso de Rubens de Italia, tras el cual realizó una serie de cuadros de altar para las iglesias de Amberes, trayendo consigo todo un lenguaje visual nuevo por su ambición, su dramatismo y su colorido, que encajaba bien con la religiosidad contrarreformista de los Países Bajos españoles. No es extraño por tanto que el brillante discípulo de Van Balen pasara pronto al círculo de Rubens. En 1620 Van Dyck era ya su ayudante principal, si bien ya contaba con su propio taller independiente en la ciudad. Por estos años se dedicó principalmente a las obras de tema religioso, y ya en esa fecha de 1620 fue invitado a Londres para trabajar para el rey Jacobo I. En febrero de 1621 se encuentra ya de regreso en Amberes, y en octubre marcha a Italia. Durante esos meses en su ciudad natal comienza ya a despuntar como un brillante retratista, con obras como el retrato de “Frans Snyders y su esposa” (Frick Collection, Nueva York), e “Isabel Brant”, la esposa de Rubens (National Gallery, Washington). En Italia Van Dyck se instaló durante seis años en Génova, y desde allí visitó Roma y Venecia, siempre estudiando las obras de maestros anteriores, especialmente venecianos y principalmente de Tiziano, cuya influencia será patente ya en el resto de su carrera. También visitó Sicilia, donde retrató al virrey Manuel Filiberto de Saboya. En Génova el flamenco se convirtió en el retratista más demandado por al aristocracia local, y en 1627 regresaría a Amberes acompañado de una sólida reputación, siendo pronto nombrado pintor de la archiduquesa Isabel. No abandonó sin embargo la pintura religiosa, a la que se dedicó especialmente entre 1628 y 1630, durante la ausencia de Rubens de Amberes. En su obra religiosa se aprecian características propias del arte de la Contrarreforma.