Marie Laurencin
"Intimidad femenina", 1928.
Óleo sobre tela.
Firmado y fechado en el ángulo superior izquierdo.
Medidas: 48 x 71 cm.; 63 x 86 cm. (marco).
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DESCRIPCIÓN
MARIE LAURENCIN (París, 1883-1956).
"Intimidad femenina", 1928.
Óleo sobre tela.
Firmado y fechado en el ángulo.
Procedencia: Colección particular. Adquirida directamente a la artista por el padrino del actual propietario, con quien mantenía una relación personal. Desde entonces, la obra ha permanecido en la misma familia por transmisión hereditaria.
Medidas: 48 x 71 cm.; 63 x 86 cm. (marco).
Esta pintura constituye un ejemplo paradigmático de la etapa de madurez de Marie Laurencin, una de las figuras imprescindibles en la escena artística del París de entreguerras. Más allá de su indudable calidad plástica, se trata de una obra de gran relevancia histórica y cultural, que refleja la originalidad de su lenguaje en el contexto de las vanguardias parisinas.
Con su inconfundible estilo lírico, Laurencin asimiló las enseñanzas del cubismo para transformarlas en una estética personalísima, reconocida por su delicadeza y modernidad. La obra celebra la amistad y complicidad entre mujeres, proponiendo un universo íntimo y autónomo, cargado de lirismo y de una melancolía contenida.
Las figuras, idealizadas como arquetipos de una feminidad soñadora y sofisticada, encarnan el ideal estético popularizado por Laurencin: una belleza etérea, elegante y refinada, que combina inocencia y languidez con un encanto distinguido. La composición se articula en torno a una paleta armónica de rosas, grises, azules pálidos y blancos, realzada por la fuerza del negro en miradas y vestimentas, generando una atmósfera poética y elegante. Aunque se percibe la huella cubista en los planos aplanados y la simplificación de las formas, Laurencin las suaviza con líneas fluidas y ritmos curvos que priorizan el diseño y la musicalidad sobre la representación estrictamente realista.
En 1928, año de realización de esta pieza, Laurencin ya era una artista internacionalmente consagrada, admirada tanto por las vanguardias como por la alta sociedad europea, para la que ejecutó retratos exclusivos. Tras sus vínculos juveniles con la vanguardia más radical —fue compañera sentimental de Guillaume Apollinaire y cercana a Picasso y Braque—, en esta etapa había consolidado un lenguaje propio que, sin renunciar a la modernidad, resultaba accesible y enormemente apreciado por las élites culturales y sociales. Su arte ofrecía una visión lírica y femenina del mundo, en contraste con la dureza de otras corrientes experimentales de su tiempo, lo que le aseguró un lugar singular en la historia del arte moderno.
Marie Laurencin.
Pintora, grabadora y diseñadora teatral, Laurencin formó parte del grupo cubista vinculado a la Section d’Or. Tras iniciarse como pintora de porcelana en Sèvres (1901), estudió en la Académie Humbert, donde conoció a Braque, y en 1907 expuso por primera vez en el Salón de los Independientes. Ese mismo año, Picasso la introdujo en el círculo del Bateau-Lavoir y en el ambiente de Guillaume Apollinaire, con quien mantuvo una relación hasta 1912.
Aunque inicialmente se interesó por el fauvismo, pronto adoptó una simplificación formal inspirada en el cubismo, sin adscribirse nunca por completo a este movimiento. También se nutrió de las miniaturas persas y del arte rococó. Desde 1910 consolidó una paleta característica de grises, rosas y tonos pastel, con la que construyó un universo propio, centrado en figuras femeninas alargadas, etéreas y delicadas.
A lo largo de su carrera, participó en los principales salones parisinos, expuso individualmente en 1912 en la galería Barbazanges —siendo la primera mujer en hacerlo— y trabajó como retratista de figuras destacadas como Colette, Coco Chanel, Nicole Groult y Helena Rubinstein. Además, se desempeñó como escenógrafa y diseñadora de vestuario para La Comédie Française, la Opéra-Comique, los Ballets Rusos y los ballets de Roland Petit.
Su obra incluye pintura, dibujo, grabado e ilustración de libros, colaborando con autores como André Gide, Max Jacob, Saint-John Perse y Lewis Carroll. En 1983 se inauguró en Nagano (Japón) el Museo Marie Laurencin, que conserva más de 500 obras de la artista. Hoy es recordada como una de las escasas mujeres vinculadas al cubismo, junto a Sonia Delaunay, Marevna y Franciska Clausen, y como creadora de un estilo singular, delicado y profundamente moderno.
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