Atribuido a LUIS SALVADOR CARMONA (Nava del Rey, Valladolid, 1708 – Madrid, 1767).
“Piedad”
Madera tallada y policromada.
Presenta leves repintes y restauraciones en las falanges.
Medidas: 66 x 65 x 38 cm.
Escultura realizada en madera tallada y policromada que representa la Piedad, con Cristo muerto tras ser bajado de la cruz en el regazo de la Virgen, con la mirada baja sobre el cuerpo de su hijo. Iconográficamente, la Piedad es un tema muy repetido en la historia del arte, especialmente a partir del Renacimiento. Se trata de una imagen extraída de la Pasión, protagonizada por una doliente Virgen María que sostiene el cuerpo muerto de su hijo. De hecho, es una representación plástica del dolor de María ante la verdad de su hijo muerto, y de hecho de este tema derivarán las representaciones de la Dolorosa, en las que aparece únicamente la Virgen. La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional.
Miembro de una importante familia de artistas, Luis Salvador Carmona fue un importante escultor español del siglo XVIII, uno de los principales representantes de la escuela castellana de esta centuria. Se formó en Madrid en el taller de Juan Alonso Villabrille y Ron, el escultor más acreditado del momento en la Corte, gracias al apoyo desinteresado de un canónigo que supo apreciar su precoz talento. Pasó a continuación a trabajar como colaborador en el taller del yerno de Villabrille, el escultor segoviano José Galván, pero tras la muerte del maestro de ambos Carmona se establecerá por su cuenta, abriendo su propio taller en Madrid. Su prestigio irá creciendo, afianzándose especialmente a partir de 1739, año en que realiza un importante encargo para la iglesia de Santa Marina de Vergara, proyecto que le abrirá las puertas del País Vasco, llegando a convertirse en el escultor favorito de los aristócratas vascos y navarros. En la década siguiente participará en la decoración del nuevo Palacio Real, realizando tallas en piedra para la corte (como algunos de los Reyes del nuevo palacio) mientras, en paralelo, continuaba con su actividad como escultor de imaginería en madera para iglesias madrileñas, castellanas, vascas y navarras, además de para particulares. A partir de 1746 participará en la recién creada Academia de Bellas Artes, interesado por la enseñanza artística, donde fue nombrado Teniente de Escultura en 1752, rango que le otorgaba la condición de nobleza. Contó con un importante taller, donde aparte de su hijo y sus sobrinos se formaron también Francisco Gutiérrez, Alfonso Chaves y Manuel de Acebo. También se aprecian huellas de su lenguaje en la obra de autores vascos como Juan Bautista Mendizábal, Francisco de Eveverría y Francisco de Asurmendi, quienes pudieron estudiar con él o bien estudiar directamente las muchas obras conservadas de su mano en el País Vasco. La mayor parte de su obra se enmarca dentro de la imaginería religiosa, desarrollando un lenguaje de herencia barroca que tiende ya hacia el neoclasicismo. Actualmente está representado en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, así como en diversos templos de Madrid, Segovia, Toledo, Sevilla y otras ciudades españolas.
OBSERVACIONES
Presenta leves repintes y restauraciones en las falanges.
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Tal vez te guste:
Lote: 35172801 Escuela colonial, siglo XVIII.
“Santa Margarita de Antioquia”.
Madera tallada, dorada, policromada y estofada.
Medidas: 56 x 24 x 18 cm.
Escultura de bulto redondo que representa una figura femenina , que dispone uno de sus pies sobre un dragón y adopta con sus manos una posición que nos alienta a pensar que a perdido algún atributo iconográfico. Por dichos motivos se puede asociar la imagen con la santa, Margarita de Antioquia. Hija de un sacerdote pagano, Margarita, o Marina de Antioquía, se convirtió al catolicismo gracias a la influencia su ama de cría, quien la alimentó siendo un bebé, le enseñó las creencias cristianas. Convencida de su nueva fe, Margarita se hizo bautizar cuando tenía 12 años provocando el rechazo de su familia. Alejada de los suyos, Margarita se dedicó al pastoreo de ovejas. Cuando tenía 15 años, un prefecto romano se prendó de ella y le pidió que se casara con él. La joven rechazó el ofrecimiento a causa de su nueva fe. La negativa al prefecto le abrió el camino del martirio. En este punto, la leyenda ha creado una serie de imágenes de lo más fantásticas. La más llamativa fue su enfrentamiento con un dragón, al que venció gracias a una cruz que llevaba consigo. La lucha con este animal legendario la relacionó también con la figura de San Jorge, por lo que en alguna ocasión se la representó con una corona como si fuera la princesa de la leyenda del santo. Según la leyenda, Margarita sobrevivió a todos los martirios a los que se le sometió por lo que los romanos recurrieron a la decapitación para terminar con ella. Su leyenda fue declarada apócrifa en 494 por el Papa Gelasio I. Durante la Edad Media se extendió su popularidad gracias a la protección que se le atribuía de las mujeres parturientas. En el proceso del parto se invocaba a menudo a Santa Margarita para que protegiera a la madre y al hijo.
Lote: 35172512 Circulo de Pedro Roldan (Sevilla, 1624 – ibídem, 1699).
“San Joaquín”.
Madera tallada y policromada.
Medidas: 103 x 45 x 29 cm.
En esta obra en madera de bulto redondo, el autor nos presenta una talla de carácter devocional en la cual una figura masculina ricamente ataviada, gira su rostro hacia el suelo en actitud meditativa e incluso melancólica. Debido a que con la mano derecha sostiene un bastón, cuya parte inferior se ha perdido se puede identificar a esta imagen con la representación de San Joaquín. De acuerdo con la tradición, Joaquín, era de Nazaret, región de Galilea y descendiente del rey David. fue el marido de Ana y el padre de María, madre de Jesús, de acuerdo con la tradición católica, ortodoxa y anglicana. La historia de Joaquín y Ana apareció por primera vez en el evangelio apócrifo de Santiago. Joaquín y Ana no son mencionados en la Biblia. De acuerdo con la tradición, Ana nació en Belén, región de Judea, y se casó con Joaquín, que era de Nazaret, región de Galilea. Ambos eran descendientes del rey David. En el Evangelio de Santiago, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso, que solía dar donativos a los pobres y a la sinagoga de Séforis. No obstante, el sumo sacerdote rechazó a Joaquín y a su sacrificio animal en el templo porque su falta de hijos fue interpretada como un signo de desaprobación divina. Joaquín se fue al desierto y ayunó durante cuarenta días como penitencia. Unos ángeles se aparecieron tanto a Joaquín como a Ana para decirles que tendrían un hijo. Tras esto, Joaquín regresó a Jerusalén y abrazó a Ana en una puerta de la ciudad.
Pedro Roldán nació en Sevilla aunque pasó una breve estancia Granada, donde se formó en el taller del escultor Alonso de Mena. En 1646, volvió a Sevilla alcanzando allí gran éxito y la fama. La riqueza cultural de Sevilla supuso una mayor demanda de encargos. Lo que provocó la creación de un taller en el que trabajaban y se formaban gran número de artistas. La escultura de Roldán muestra un interés por la talla realista. Su estilo se caracterizó por la búsqueda de un nuevo lenguaje artístico, alejándose de la estética de los maestros de la primera mitad de siglo como Montañés, Cano, Mesa y Ribas.
Las composiciones de Roldan se caracterizan por ser muy dinámicas, utilizando escorzos, rostros de acusados perfiles, con narices rectas y pómulos muy marcados, y las vestiduras con ondas sinuosas. En este caso el escultor presenta una talla en la que el Profeta se encuentra sentado, creando así una composición piramidal. A pesar de que dicha composición le otorga cierto hieratismo a la pieza, el escultor ha resuelto el movimiento gracias al manto, el cual ha sido dispuesto de modo ondulante sobre el profeta.
Lote: 35174300 Atribuido a LUIS SALVADOR CARMONA (Nava del Rey, Valladolid, 1708 – Madrid, 1767).
“Piedad”
Madera tallada y policromada.
Presenta leves repintes y restauraciones en las falanges.
Medidas: 66 x 65 x 38 cm.
Escultura realizada en madera tallada y policromada que representa la Piedad, con Cristo muerto tras ser bajado de la cruz en el regazo de la Virgen, con la mirada baja sobre el cuerpo de su hijo. Iconográficamente, la Piedad es un tema muy repetido en la historia del arte, especialmente a partir del Renacimiento. Se trata de una imagen extraída de la Pasión, protagonizada por una doliente Virgen María que sostiene el cuerpo muerto de su hijo. De hecho, es una representación plástica del dolor de María ante la verdad de su hijo muerto, y de hecho de este tema derivarán las representaciones de la Dolorosa, en las que aparece únicamente la Virgen. La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional.
Miembro de una importante familia de artistas, Luis Salvador Carmona fue un importante escultor español del siglo XVIII, uno de los principales representantes de la escuela castellana de esta centuria. Se formó en Madrid en el taller de Juan Alonso Villabrille y Ron, el escultor más acreditado del momento en la Corte, gracias al apoyo desinteresado de un canónigo que supo apreciar su precoz talento. Pasó a continuación a trabajar como colaborador en el taller del yerno de Villabrille, el escultor segoviano José Galván, pero tras la muerte del maestro de ambos Carmona se establecerá por su cuenta, abriendo su propio taller en Madrid. Su prestigio irá creciendo, afianzándose especialmente a partir de 1739, año en que realiza un importante encargo para la iglesia de Santa Marina de Vergara, proyecto que le abrirá las puertas del País Vasco, llegando a convertirse en el escultor favorito de los aristócratas vascos y navarros. En la década siguiente participará en la decoración del nuevo Palacio Real, realizando tallas en piedra para la corte (como algunos de los Reyes del nuevo palacio) mientras, en paralelo, continuaba con su actividad como escultor de imaginería en madera para iglesias madrileñas, castellanas, vascas y navarras, además de para particulares. A partir de 1746 participará en la recién creada Academia de Bellas Artes, interesado por la enseñanza artística, donde fue nombrado Teniente de Escultura en 1752, rango que le otorgaba la condición de nobleza. Contó con un importante taller, donde aparte de su hijo y sus sobrinos se formaron también Francisco Gutiérrez, Alfonso Chaves y Manuel de Acebo. También se aprecian huellas de su lenguaje en la obra de autores vascos como Juan Bautista Mendizábal, Francisco de Eveverría y Francisco de Asurmendi, quienes pudieron estudiar con él o bien estudiar directamente las muchas obras conservadas de su mano en el País Vasco. La mayor parte de su obra se enmarca dentro de la imaginería religiosa, desarrollando un lenguaje de herencia barroca que tiende ya hacia el neoclasicismo. Actualmente está representado en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, así como en diversos templos de Madrid, Segovia, Toledo, Sevilla y otras ciudades españolas.
Lote: 35089194 Cruz procesional, mitad s.XVII.
En plata.
Sin contrastes.
Presenta pequeñas faltas, apenas visibles.
Medidas: 94 x 40 x 15 cm.; 5 x 16,5 x 16,5 cm.(peana).
Cruz procesional en plata, tipología de cruz latina y remates trebolados. En la orla flamígera central está representada una Asunción mariana, en relieve. La composición es dinámica y barroca. En el anverso, la escena la ocupa San José portando un pequeño árbol de Jesé, en lugar de su convencional representación con la vara florida. La cruz procesional reposa sobre peana de madera, de la que arranca columna acanalada de finas estrías. La verticalidad se interrumpe con bellos diseños gallonados y cilindros en los que aparecen cincelados escudos de heráldica hispánica. Los brazos están ricamente decorados con veneras y otros motivos de rocalla. Pequeños pináculos alternan con salientes calados a modo de asas. El lenguaje barroco se aprecia también en el marcado ritmo de entrantes y salientes, curvas y contracurvas que otorgan los elementos foliados, roleos y vegetación varia.
Este tipo de obras fueron muy comunes por su uso frecuente en rituales y procesiones en todas las iglesias católicas, siendo los ejemplos en plata los más apreciados por su valor económico tanto en el material como en la técnica empleada en ellos. Sin embargo, por el precio de éstas, fueron más comunes los ejemplos realizados en otros materiales, como el bronce, siguiendo por regla general los mismos modelos empleados para las cruces procesionales en materiales más ricos.
Lote: 35089196 ROSA SERRA PUIGVERT (Vic, Barcelona, 1944).
Sin título.
Bronce, ejemplar 5/5.
Firmada y justificada.
Medidas: 70 x 50 x 50 cm.
Rosa Serra pertenece a la generación que impuso una ruptura dentro de la escultura olotina. Su descubrimiento de la figura tridimensional la condujo a acercarse a la obra de Lluís Curós, su primer maestro. Se trasladó a Olot en 1952, donde actualmente reside y trabaja. En 1970 ingresó en la Academia de Lluís Carbonell, donde estudió dibujo y pintura, y dos años más tarde entró en la Escuela de Bellas Artes de Olot, donde durante tres años cursó estudios de dibujo, cerámica y grabado. Celebró su primera exposición individual en 1972, en Barcelona, y desde 1973 se dedicará a la escultura. Poco después, en 1976, recibe el premio de escultura en la III Bienal de Bilbao. En la década siguiente, concretamente en 1985, el Comité Olímpico Internacional le encargó la realización de una serie de esculturas para los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988. También realizará más tarde esculturas de temática deportiva para las Olimpiadas de Barcelona de 1992, y en 2000 la empresa Nike le encargó una estatua de Tiger Woods para la ciudad de Oregón. También es autora de la “Suite Olympique”, situada en la sede del COI en Lausana, y de diversas piezas de la misma temática situadas en el Olimpic Park de Seúl y en el Comité Olímpico de Asia, en Kuwait. En 2008 recibió la Cruz de Sant Jordi. De gran personalidad y estilo, las esculturas de Rosa Serra se ven tremendamente influenciadas por las del maestro Henry Moore. Arriesgadas curvas, redondez rotunda y harmonía se fusionan en obras dinámicas y en movimiento, de tremendísima expresividad plástica, que definen la identidad característica de su producción.
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