Josep Serra i Abella

JOSEP SERRA I ABELLA (Barcelona, 1906 - 1989).
Gran jarrón, años 40-50's.
Cerámica esmaltada a mano.
Firma en el reverso.
Medidas: 32 x 27 x 27 cm.

En este jarrón de cerámica esmaltada a mano, Serra Abella ha representado un fondo marino en cuyo limo crecen corales, y en el que los peces que lo surcan conviven con caballitos de mar, estrellas y otros pequeños seres acuáticos. Destaca el trabajo texturado que concede un sutil relieve a las formas.

Josep Serra Abella fue un artista ceramista catalán, hijo de Antoni Serra i Fiter. En 1919 ingresó en la Escuela Superior de los Bellos Oficios de la Mancomunidad de Cataluña, trabajando en la sección de artes de la Tierra con sus hermanos Antoni y Enric y dejándose influenciar por el modernismo. En 1926 se trasladó con su padre y hermanos a la masía Can Famades de Cornellà de Llobregat (hoy Masia Museu Serra), que se transformaría en la llamada Manufacturera Serra. Influido ahora por el novecentismo y el art déco, él y sus hermanos realizaron piezas de mayólica vidriada y de tierra cocida. A la muerte de su padre en 1932 se hizo cargo del taller de su padre. El mismo año expuso piezas en la Exposición de Primavera en el Palacio de Proyecciones de Montjuïc y en 1935 lo hizo con sus hermanos en la Feria de Muestras de París, y en varias muestras de cerámica en Milán. Durante la guerra civil española colaboró con el Comisariado de propaganda de la Generalidad de Cataluña organizando una exposición sobre arte catalán en México, pero la mayor parte de las piezas fueron incautadas por las tropas franquistas y la exposición no pudo realizarse. A su regreso se incorporó en 1938 al Ejército Popular de la República, y durante la retirada se marchó hacia Francia, donde fue internado en un campo de concentración. Hacia 1940 pudo regresar a Cornellà y reanudar su trabajo. Entonces realizó piezas con decoraciones abstractas y geométricas. En 1941 se casa con la pianista Maria Moragas, con la que tuvo un hijo, el también ceramista Jordi Serra i Moragas. En 1959 empezó a experimentar con la cerámica de reflejos metálicos y profundizó en el estudio de los esmaltes. En un principio centró casi todo su interés en los esmaltes monocromáticos, y con decoraciones suaves de dibujos geométricos, figurativos o de plantas, casi siempre pintados o esgrafiados. Su hijo Jordi se incorporó al taller para 1960 e inicia la producción de series de gres mate sobre cubiertas sobre las que aplica llameados. A finales de los años 1970 y principios de los 1980 le llegó el reconocimiento de su obra. Organizó numerosas exposiciones de su obra, como la organizada en La Rectoría de Cornellà de Llobregat en 1987. En 1986 recibió la distinción de Maestro Artesano de la Cerámica de la Generalidad de Cataluña.