Francia, posiblemente Bretaña, s. XVI.

Francia, posiblemente Bretaña, siglo XVI.
“Crucifixión”.
Madera tallada y policromada.
Presenta grietas y pérdidas en la policromia.
Medidas: 180 x 122 x 40 cm.
Esta escultura de Cristo crucificado, tallada en madera y policromada, constituye un notable testimonio de la escultura religiosa francesa del siglo XVI, probablemente originaria de la región de Bretaña. La obra, de intensa carga devocional, presenta evidentes reminiscencias formales de los modelos del siglo XIII, revelando una continuidad estética y espiritual que trasciende los cambios estilísticos de la época.
La figura de Cristo, de proporciones alargadas y expresión contenida adopta una postura que transmite tanto sufrimiento como serenidad. El cuerpo, tratado con un naturalismo contenido, presenta un modelado sobrio, alejado de los excesos dramáticos posteriores, y mantiene una frontalidad hierática que acentúa su carácter sacro. El rostro, levemente inclinado, con los ojos cerrados y una expresión de resignación serena, remite claramente a la iconografía gótica temprana, en la que la representación del Redentor enfatiza su papel como juez y salvador más que como mártir sufriente.
Aunque desgastada la pieza conserva restos significativos que permiten apreciar el tratamiento cuidadoso de la carnación, así como detalles de la corona de espinas, las heridas y el paño de pureza. Estos elementos no buscan el realismo cruento, sino que se integran en una visión espiritualizada del sacrificio de Cristo. El paño, tallado con pliegues simples pero expresivos, refuerza la verticalidad de la figura y sugiere una cierta monumentalidad.
Este Cristo crucificado, en su estilo y factura, refleja la pervivencia de formas góticas en los ámbitos rurales o periféricos de Francia, como Bretaña, donde el arte religioso mantenía vínculos estrechos con las tradiciones locales. La escultura no solo cumple una función litúrgica o devocional, sino que encarna una sensibilidad profundamente arraigada en la espiritualidad medieval, aún viva en el siglo XVI, al margen de las influencias renacentistas que ya dominaban otros centros artísticos de Europa.