Escuela española; principios del s. XVII.

Escuela española; principios del siglo XVII.
“Virgen con Niño”.
Madera tallada y policromada.
Medidas: 73 x 45 x 24 cm.
La escultura que nos ocupa representa a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, tallada en madera policromada, técnica característica de la imaginería barroca española del siglo XVII. La obra, anónima pero atribuida con claridad estilística a la escuela española, manifiesta una notable calidad artística tanto en su ejecución técnica como en su profundidad expresiva.
La Virgen aparece de pie, en actitud serena y majestuosa, vestida con túnica y manto que caen en pliegues amplios y rítmicos, resueltos con una destreza que evidencia el dominio del escultor en la representación del movimiento textil. El tratamiento de las telas, especialmente en la disposición de los pliegues, denota una clara influencia del naturalismo barroco, propio de la tradición hispánica posterior a la Contrarreforma. La policromía, rica en tonos cálidos y dorados, acentúa el carácter sacro de la figura y aporta una dimensión sensorial que complementa la talla.
El Niño, representado desnudo, descansa sobre el brazo izquierdo de la Madre, en una postura dinámica que contrasta con la quietud contenida de María. Su gesto vivaz encarna el mensaje de la Encarnación y de la presencia activa de Cristo en el mundo. El rostro de la Virgen, de facciones dulces y mirada introspectiva, sugiere una espiritualidad contenida, evocando el modelo de la Virgen Dolorosa, aunque aquí suavizado por la presencia del Niño.
En cuanto a su calidad artística, la obra destaca por el equilibrio compositivo y la precisión anatómica, revelando la pericia del escultor tanto en la talla como en la aplicación de la policromía, que probablemente fue realizada por un maestro diferente, como era habitual. La obra se sitúa dentro del marco del barroco devocional español, que, influido por los dictámenes del Concilio de Trento, buscaba emocionar, instruir y acercar lo sagrado al fiel a través de imágenes realistas y conmovedoras.
La elección del tema de la Virgen con el Niño reviste una profunda relevancia en el contexto del siglo XVII. En la España de los Austrias, marcada por una intensa religiosidad y un aparato eclesiástico poderoso, la figura de María se erige como intercesora por excelencia. Su iconografía, multiplicada en altares, retablos y hornacinas, apuntaba no solo a una función didáctica, sino también a un ejercicio de contemplación emocional. Esta imagen, por tanto, no solo debía conmover, sino también inspirar confianza y recogimiento espiritual.
En conclusión, esta Virgen con Niño es una manifestación elocuente del arte sacro barroco español, donde se conjugan la destreza técnica, la fuerza expresiva y la intencionalidad teológica, consolidando su valor como testimonio artístico y espiritual de su tiempo.