Medalla de la Orden Pontificia de Pío IX. Estado Pontificio, ca. 1847 – en adelante.

Medalla de la Orden Pontificia de Pío IX. Estado Pontificio, ca. 1847 – en adelante.
En oro de 14 Kt., esmalte vítreo azul y blanco, plata (base repujada).
Orfebrería esmaltada, repujada y grabada.
Peso: 48,59 g.
Medidas: 7,5 x 6,5 cm. (diámetro).

Esta condecoración pontificia, perteneciente a la Orden de Pío IX (Ordine Piano), fue instituida por el Papa Pío IX el 17 de junio de 1847 como reconocimiento a los méritos distinguidos, tanto civiles como eclesiásticos, de individuos al servicio del Estado Pontificio o de la Iglesia católica. La orden se convirtió rápidamente en una de las distinciones más altas del Vaticano, y aún en la actualidad se otorga a laicos y clérigos, incluyendo jefes de Estado y embajadores.

La medalla, realizada en oro y esmalte translúcido azul y blanco, presenta una forma radiada compuesta por ocho puntas esmaltadas en azul, intercaladas con haces de rayos dorados, evocando una estrella o flor heráldica. En el centro de la pieza se encuentra un disco blanco rodeado por un anillo azul con la leyenda en latín: "VIRTUTI ET MERITO" (“A la virtud y al mérito”), y en el núcleo del medallón central puede leerse la inscripción: "PIUS IX", en letras doradas sobre fondo blanco, identificando al papa fundador de la orden.

La combinación de oro y esmalte, junto con la precisión del trabajo orfebre, revela un alto nivel técnico, coherente con las manufacturas religiosas de lujo del siglo XIX asociadas al entorno vaticano. Es muy probable que esta pieza haya sido producida por uno de los talleres papales o por un orfebre romano vinculado a la Santa Sede.

El diseño sigue un lenguaje visual típicamente neoclásico, con influencias de la heráldica europea, y encarna los ideales de nobleza, honor y servicio al pontífice. Las medallas de esta orden pueden tener distintos grados (Caballero, Comendador, Gran Cruz, etc.), aunque esta pieza específica, por su formato y lujo material, parece corresponder a un grado alto, posiblemente Gran Cruz, usada como parte del conjunto de insignias portadas en ocasiones oficiales.

Como símbolo de reconocimiento pontificio, esta medalla no solo constituye un objeto de indudable valor artístico y material, sino también un documento histórico del clima político y religioso de mediados del siglo XIX, momento en que el papado buscaba reforzar su autoridad moral en plena transformación del mapa político italiano previo a la unificación.