Atribuido a Henri Gascar

Atribuido a HENRI GASCAR (París,1635 -Roma, 1701).
"Retrato de Cristina de Suecia".
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 114 x 89 cm.; 141 x 110,5 cm.

Este retrato atribuido a Henri Gascar representa con elegancia cortesana a Cristina de Suecia, una de las figuras más fascinantes del siglo XVII europeo. La dama aparece sentada, ligeramente girada hacia su izquierda, mientras la mirada se dirige con aplomo al espectador. Su porte es majestuoso: su expresión transmite una combinación sutil de seguridad y contemplación. El rostro ovalado, de frente alta y cejas finamente arqueadas, está modelado con una delicadeza casi porcelánica, donde la luz acaricia suavemente el pómulo y la frente, dejando en penumbra los contornos. El gesto de la mano derecha, elevándose hacia la cabeza como quien ajusta un mechón, introduce un detalle de refinada coquetería, acorde con la iconografía femenina cortesana del barroco. El vestido es un despliegue de riqueza textil y virtuosismo pictórico. El brocado del corsé está sembrado de reflejos dorados, y se complementa con mangas amplias y encajes blancos minuciosamente trabajados, que se derraman como espuma sobre los brazos. La seda verde adamascada de la falda, suntuosa y pesada, se pliega en ondulaciones naturalistas que revelan la destreza técnica del pintor. Un collar de perlas adorna su cuello de alabastro. El respaldo del sillón tallado y el fondo de cortinaje carmesí aportan el telón aristocrático necesario para subrayar la jerarquía del personaje.

Cristina de Suecia (1626–1689) fue una reina filósofa, católica por conversión, mecenas de las artes y enemiga del convencionalismo de género, que abdicó del trono sueco y se instaló en Roma, donde cultivó amistades intelectuales con figuras como Descartes y Bernini. El retrato no la presenta con atributos bélicos ni regios convencionales, sino con un aura de inteligencia cultivada, feminidad decidida y cierta melancolía de espíritu libre. Es, en ese sentido, un retrato profundamente moderno.

Henri Gascar fue un pintor francés que alcanzó el éxito artístico en Inglaterra durante el reinado de Carlos II. Pintó a muchas damas de la corte, incluidas varias de las amantes del rey, antes de regresar a París. Gascar nació en París. Llegó a Inglaterra alrededor de 1674, probablemente a instancias de Louise de Keroualle, duquesa de Portsmouth, la amante favorita de Carlos II. Gascar ya era conocido como un hábil retratista; entre los retratos que ya había pintado se encontraba el de Nicolas de Lafond, autor de la «Gazette of Holland», pintado en 1667 y grabado por Peter Lombart. El mecenazgo de la duquesa de Portsmouth aseguró a Gascar un rápido éxito en Inglaterra.

Entre los retratos que pintó durante su estancia en Inglaterra se encuentran Carlos II (grabado por Peter Vanderbank); Luisa, duquesa de Portsmouth (dos veces, una de ellas grabada por Étienne Baudet); Bárbara, duquesa de Cleveland (de soltera Villiers), y su hija, Bárbara Fitzroy; Charles Lennox, primer duque de Richmond; Frances Stewart, duquesa de Richmond; George FitzRoy, primer duque de Northumberland; Nell Gwyn; Sophia Bulkeley (grabado por Robert Dunkarton); Edmund Verney; y Philip Herbert, séptimo conde de Pembroke. Un retrato de Jaime II como duque de York, obra de Gascar, formaba parte de la colección de dicho rey. A su regreso a París, Gascar fue elegido miembro de la Académie Royale el 26 de octubre de 1680. Posteriormente se trasladó a Roma, donde gozó de gran reputación y murió el 1 de enero de 1701, a los 66 años. Hacia 1698 había pintado un retrato de José Fernando, el joven hijo de Maximiliano II, que fue grabado en Múnich por Zimmermann.