Reloj de pórtico con cuatro esferas y movimiento visible, firmado Pillard à Troyes. Francia, finales del s. XVIII

Reloj de pórtico con cuatro esferas y movimiento visible, firmado Pillard à Troyes. Francia, finales del siglo XVIII
Bronce dorado al mercurio y esferas de esmalte.
Excepcional reloj de pórtico con cuatro esferas, de elegante estructura arquitectónica sostenida por columnas torneadas y doradas. La esfera principal, de tipo skeleton, deja ver el movimiento anular y la compleja maquinaria interior. Presenta balancín de anillo, escape de aguja y segundero central.
La esfera superior muestra las fases lunares, mientras que las dos esferas inferiores indican diferentes funciones horarias y calendáricas. El conjunto está firmado en la placa esmaltada «Pillard à Troyes» y, en la parte posterior, por el renombrado esmaltador «Coteau, rue Poupée N°7», célebre por su maestría en el esmaltado durante el siglo XVIII.

El reloj ha sido cuidadosamente restaurado y revisado por un maestro relojero: desmontaje, limpieza completa, montaje y lubricación. Se encuentra en perfecto funcionamiento.

Medidas: 41 × 20 × 20 cm.

Este refinado reloj de pórtico destaca por su compleja composición de cuatro esferas. La principal, de gran tamaño y tipo skeleton, permite contemplar el movimiento anular y la precisa disposición de los engranajes que marcan las horas y los minutos. Bajo ella se disponen dos esferas subsidiarias de calendario: una para los días de la semana —en francés— y otra para los días del mes. Coronando el conjunto, una cuarta esfera representa las fases lunares, completando así la información astronómica y temporal de la pieza.

La obra es una muestra excepcional del savoir faire del relojero Pillard, activo en Troyes a finales del siglo XVIII, y refleja la maestría técnica y estética alcanzada por la relojería francesa de la época. El diseño skeleton o esqueleto, heredero directo del reloj de pórtico, permite apreciar el intrincado mecanismo tanto en el anverso como en el reverso, una característica concebida para exhibir el virtuosismo del artesano y el avance de la ciencia relojera. Este tipo de relojes alcanzó gran popularidad entre finales del siglo XVIII y los primeros decenios del XIX, en un contexto en el que los relojeros buscaban subrayar la pureza mecánica y la innovación técnica frente a la exuberancia ornamental de los modelos figurativos precedentes.

El esmaltado de las esferas se atribuye a Joseph Coteau (1740–1801), el más célebre esmaltador de su tiempo. Nacido en Ginebra y formado en la Académie de Saint-Luc, Coteau se estableció en París, donde desde 1772 trabajó en la Rue Poupée. Su taller fue responsable de los más finos esmaltes de la relojería francesa del siglo XVIII, colaborando con los grandes maestros de la época y dejando una impronta inconfundible de elegancia, precisión y delicadeza cromática.