DESCRIPCIÓN
JAMES PRADIER (Suiza, 1790 – Francia, 1852).
“La Toilette d’Atlante”.
Bronce patinado.
Firmado. Con estampilla de Fonderie Susse, con mención especial “Prix d’honneur 1886”.
Medidas: 23 x 20 x 14 cm.
Magnífica obra del maestro James Pradier, de iguales características formales que la conservada en el Salón de 1850 del Museo del Louvre. El artista representa magistralmente a Atlanta, heroína de la mitología griega, consagrada a Artemisa y reconocida por sus audaces habilidades para la caza. El maestro francés representa en la escultura que nos compete uno de los episodios más importantes dentro de la vida de la protagonista, el mito de Hipómeses o Melanión: debido a su consagración a Artemisa, Atalante debía mantenerse siempre virgen, hecho que le llevó a evitar cualquier pretendiente. Para ello anunció que su esposo sería aquel que lograra vencerla en una carrera y que, en caso de que ella fuera la vencedora, su oponente sería sacrificado por ella misma. Tan sólo Hipómeses –o Melanión, en otras versiones- consiguió obtener la mano de Atalanta, arrojando manzanas hechizadas por Afrodita y que, inevitablemente, Atlanta tenía que agacharse a recoger, debido a la belleza que desperendían. Concretamente, Pradier representa el momento en el que la protagonista se calza sus sandalias, dispuesta a batir en la carrera a Hipómeses. La delicadeza de la escultura es heredera de la concepción de la escultura clásica, en la que el tema relacionado con la Antigüedad sirve, a la vez, para estudiar la figura femenina en movimiento. Destacan, asimismo los plegados, dinámicos y ondulantes, que aportan ligereza y realismo a la figura, y también el minucioso trabajo de los detalles.
Natural de Ginebra, Pradier viajó a París en 1807 para trabajar con su hermano mayor, grabador de profesión. Ganó un Premio de Roma que le permitió estudiar en dicha ciudad entre 1814 y 1818 con Ingres, y en 1827 se convirtió en miembro de la Academia de Bellas Artes y profesor de la École de Beaux Arts. A diferencia de muchos de sus contemporáneos, Pradier supervisó el acabado de sus esculturas. Está representado en los Museos del Louvre y de Orsay en París, el Metropolitan de Nueva York, el Chi-Mei de Taiwán y el Courtauld Institute de Londres, entre otros. Merece mención especial el fundidor, Auguste Maximilien Delafontaine, heredero de una tradición familiar iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII por Jean Baptiste Maximilien Delafontaine. Auguste Maximilien tomó las riendas de la fábrica familiar en 1840, iniciándose así el periodo más fecundo para esta fundición. En estos años colaborarán con Delafontaine importantes escultores del momento como Duret, Cavlier o Pradier.