DESCRIPCIÓN
Escuela española del siglo XVII.
“San Juan Bautista”.
Madera tallada y policromada.
Presenta saltos en la policromía.
Medidas: 82,5 x 32 x 16 cm.
Hierático y a través de rasgos dulcificados el autor representa en esta escultura de bulto redondo, la figura de San Juan bautista. Dispuesto sobre un pedestal se yergue el cuerpo del santo. El santo sostiene un pesado códice y, sobre él, la figura de un pequeño cordero, al que san Juan señala con un expresivo gesto de la mano derecha. La gestualidad y el atributo remiten a la salutación de Juan a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1,29). La figura ha sido tallada únicamente en su zona anterior, mientras que la posterior aparece completamente lisa. Debió tratarse, por ello, en origen, de una pieza parte de un conjunto mayor, probablemente de un retablo.
Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
“San Juan Bautista”.
Madera tallada y policromada.
Presenta saltos en la policromía.
Medidas: 82,5 x 32 x 16 cm.
Hierático y a través de rasgos dulcificados el autor representa en esta escultura de bulto redondo, la figura de San Juan bautista. Dispuesto sobre un pedestal se yergue el cuerpo del santo. El santo sostiene un pesado códice y, sobre él, la figura de un pequeño cordero, al que san Juan señala con un expresivo gesto de la mano derecha. La gestualidad y el atributo remiten a la salutación de Juan a Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1,29). La figura ha sido tallada únicamente en su zona anterior, mientras que la posterior aparece completamente lisa. Debió tratarse, por ello, en origen, de una pieza parte de un conjunto mayor, probablemente de un retablo.
Juan el Bautista que fue hijo del sacerdote Zacarías y de Isabel, prima de la Virgen María. Se retiró muy joven al desierto de Judea para llevar una vida ascética y predicar la penitencia, y reconoció en Jesús, que se hizo bautizar por él, al Mesías anunciado por los profetas. Un año después del bautismo de Cristo, en el año 29, Juan fue arrestado y encarcelado por el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, cuyo matrimonio con Herodías, su sobrina y cuñada, se había atrevido a censurar. Finalmente san Juan fue decapitado, y su cabeza entregada a Salomé como premio por sus hermosas danzas. Este santo aparece en el arte cristiano con dos aspectos diferentes: como niño, compañero de juegos de Jesús, y como adulto, predicador ascético. El san Juan adulto que aquí vemos aparece vestido en el arte oriental con un sayo de piel de camello, que en occidente se reemplazó con una piel de oveja que le deja los brazos, las piernas y una parte del torso desnudos. El manto rojo que lleva a veces, así como en la escena de su intercesión en el Juicio Final, alude a su martirio. En el arte bizantino se le representa como un ángel de grandes alas, con su cabeza cortada en una bandeja que sostiene en sus manos. Sin embargo, sus atributos en el arte occidental son muy diferentes. El más frecuente es un cordero, que alude a Jesucristo, y con frecuencia porta una cruz de cañas con una filacteria con la inscripción “Ecce Agnus Dei”.
OBSERVACIONES
Presenta saltos en la policromía.
Este lote puede verse en la Sala de Setdart Madrid situada en calle Velázquez, 7.
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