DESCRIPCIÓN
Escuela andaluza del siglo XVII.
“San Leandro y San Isidoro”.
Madera tallada y dorada.
Presentan restauraciones.
Medidas: 47 x 17 x 17 cm.
Estas esculturas talladas en madera representan a San Leandro y San Isidoro, ambos obispos de Sevilla y hermanos. San Leandro porta báculo y San Isidoro sostiene entre sus manos las sagradas escrituras, además su rostro joven indica que se trata del hermano pequeño ayudando así a identificar iconográficamente a cada uno de los personajes. La calidad del autor también facilita dicha tarea, ya que ambas piezas muestran un acabado delicado de rasgos completamente detallistas que se acerca a la concepción de retratos de gran veracidad estética. En cuanto a las túnicas estas se muestran más sintéticas, pero en el caso de San Leandro, adquiere un gran protagonismo al ser captada con movimiento y fluidez.
El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos, lo que consigue mediante el movimiento y la variedad de los gestos, la utilización de recursos lumínicos y la representación de estados anímicos y sentimientos. Dentro de este panorama, es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período desarrollaron se escultura una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa, acordes con el ambiente de su época, plenamente conectado con los gustos de la clientela, más interesada por la obra de temática religiosa que por los encargos de carácter profano, marcando así una diferencia sustancial con respecto a la producción de otros países de Europa. Otro aspecto diferenciador, aunque común con otros núcleos nacionales, lo constituye el material con que están hechas las obras; la escultura andaluza está realizada en madera policromada, labor de importancia capital, pues de ella depende en gran parte el resultado final de la obra. El proceso debía ser realizado por maestros examinados, pudiendo darse la circunstancia de que el propio escultor fuese también el pintor. Por otro lado, cabe destacar también el desarrollo económico y la pujanza que experimenta Sevilla a partir del Descubrimiento, al haberse convertido en puerta y puerto de las Indias, se verá reflejado rápidamente en el arte; desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia. Maestros italianos, franceses y flamencos, conocedores en distinto grado de la nueva estética, alternan con artistas llegados de tierras castellanas, que también han entrado en contacto con las corrientes artísticas imperantes en la península italiana, convirtiéndose así en los más cotizados del mercado artístico. Las enseñanzas de todos ellos, unidas al sustrato clásico inherente a la propia cultura andaluza, van a constituir los cimientos sobre los que se levantará la escuela escultórica andaluza.
“San Leandro y San Isidoro”.
Madera tallada y dorada.
Presentan restauraciones.
Medidas: 47 x 17 x 17 cm.
Estas esculturas talladas en madera representan a San Leandro y San Isidoro, ambos obispos de Sevilla y hermanos. San Leandro porta báculo y San Isidoro sostiene entre sus manos las sagradas escrituras, además su rostro joven indica que se trata del hermano pequeño ayudando así a identificar iconográficamente a cada uno de los personajes. La calidad del autor también facilita dicha tarea, ya que ambas piezas muestran un acabado delicado de rasgos completamente detallistas que se acerca a la concepción de retratos de gran veracidad estética. En cuanto a las túnicas estas se muestran más sintéticas, pero en el caso de San Leandro, adquiere un gran protagonismo al ser captada con movimiento y fluidez.
El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos, lo que consigue mediante el movimiento y la variedad de los gestos, la utilización de recursos lumínicos y la representación de estados anímicos y sentimientos. Dentro de este panorama, es evidente el papel de primer orden que desempeña la escuela andaluza de escultura durante el período desarrollaron se escultura una serie de maestros de indiscutible valía que supieron aunar en sus obras la extraordinaria calidad técnica y la profundidad religiosa, acordes con el ambiente de su época, plenamente conectado con los gustos de la clientela, más interesada por la obra de temática religiosa que por los encargos de carácter profano, marcando así una diferencia sustancial con respecto a la producción de otros países de Europa. Otro aspecto diferenciador, aunque común con otros núcleos nacionales, lo constituye el material con que están hechas las obras; la escultura andaluza está realizada en madera policromada, labor de importancia capital, pues de ella depende en gran parte el resultado final de la obra. El proceso debía ser realizado por maestros examinados, pudiendo darse la circunstancia de que el propio escultor fuese también el pintor. Por otro lado, cabe destacar también el desarrollo económico y la pujanza que experimenta Sevilla a partir del Descubrimiento, al haberse convertido en puerta y puerto de las Indias, se verá reflejado rápidamente en el arte; desde las primeras décadas del siglo comienzan a acudir constantemente a la ciudad maestros de distinta procedencia que buscan el mercado americano y la potencial clientela sevillana, cada vez más atraída por las nuevas formas artísticas que llegan de Italia. Maestros italianos, franceses y flamencos, conocedores en distinto grado de la nueva estética, alternan con artistas llegados de tierras castellanas, que también han entrado en contacto con las corrientes artísticas imperantes en la península italiana, convirtiéndose así en los más cotizados del mercado artístico. Las enseñanzas de todos ellos, unidas al sustrato clásico inherente a la propia cultura andaluza, van a constituir los cimientos sobre los que se levantará la escuela escultórica andaluza.
OBSERVACIONES
Presentan restauraciones.
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