Círculo de Palma el joven

Círculo de PALMA II GIOVANE (Venecia, 1544 - ibíd., 1628)
“San Jerónimo penitente”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta repintes y restauraciones.
Conserva el lienzo original.
Medidas: 96 x 121 cm.
En este lienzo se aborda el tema de san Jerónimo penitente en el desierto a través de una composición clásica, clara y abierta. Así, el santo aparece de cuerpo entero, destacado por la iluminación y también por el intenso tono carmesí de su manto. Está ubicado en un entorno rocoso, cerrado por ambos lados y abierto a paisaje que se define por la presencia de un cielo gris, plomizo y dominado por la presencia de una ciudad, que se observa en la lejanía. Volviendo al centro de la escena, cabe destacar la postura del santo, concentrado, leyendo la biblia, mientras dirige una de sus manos al pecho, y eleva la otra hacia el cielo, mostrándose así ante el espectador como un intercesor de la palabra de Dios. Junto a él, recogidos únicamente en el lado derecho de la composición , se pueden apreciar los atributos propios del santo, como son el cráneo, el gorro rojo, y la cabeza del león que se encuentra dispuesta en el ángulo inferior, todo envuelto en una matizada penumbra, característica que evita que dichos elementos se aprecien a simple vista, dejando así un total protagonismo a la figura del santo, que está imbuida en una luminosidad cálida. La representación sigue los modelos de Jacopo Palma el Joven (Venecia 1548-1628), que se conocen gracias a un grabado a buril realizado por el grabador alemán Hendrik Goltzius (1558-1616) en 1596.
Uno de los cuatro grandes Doctores de la Iglesia Latina, San Jerónimo nació cerca de Aquilea (Italia) en el año 347. Formado en Roma, fue un retórico consumado, además de políglota. Bautizado a los diecinueve años de edad, entre los años 375 y 378 se retiró al desierto de Siria para llevar una existencia de anacoreta. Regresó a Roma en el 382 y se convirtió en colaborador del papa Dámaso. Una de las representaciones más frecuentes de este santo es su penitencia en el desierto. Sus atributos son la piedra que emplea para golpearse el pecho y la calavera sobre la que medita. También el capelo cardenalicio (o bien un manto rojo), a pesar de que nunca fue cardenal, y el león domesticado. Este último procede de una historia de la “Leyenda Dorada”, donde se narra que un día, cuando explicaba la Biblia a los monjes de su convento, vio llegar a un león que cojeaba. Le extrajo la espina de la pata, y desde entonces lo mantuvo a su servicio, encargándole que cuidase de su asno mientras pacía. Unos mercaderes robaron el asno, y el león lo recuperó, devolviéndoselo al santo sin herir al animal. San Jerónimo fue uno de los santos más representados durante el siglo XVII, su popularidad se debió en gran medida a su trabajo como traductor y divulgador de las Sagradas Escrituras. Por dicho motivo, tras la escisión de la Iglesia, y la posterior contrarreforma, la cristiandad, destaco los valores de todos aquellos personajes religiosos que simbolizaban los elementos que formaban parte de los ataques protestantes.