JUAN SIMON GUTIÉRREZ (Medina Sidonia, Cádiz, 1643 – 1718).
"Santa Teresa recibe el collar de manos de la Virgen y San José"”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta carta al dorso de Manuel López Cepero a Pedro José Pidal, marqués de Pidal, fechada en Sevilla el 20 de noviembre de 1852 y confirma el obsequio del cuadro.
Presenta leves faltas, arañazos en el lienzo y faltas en el marco.
Procedencia: Colección López Cepero y Colección Marqués de Pidal (s. XIX) y Colección particular, Madrid.
Medidas: 57 x 44 cm; 65 x 49,5 cm (marco).
Bibliografía: Martínez Plaza, Pedro J., "Un encargo para el marqués de Salamanca: correspondencia entre José María Huet y Manuel López Cepero en 1848." Cartas Hispánicas P. nota nº11
-Valdivieso, E., “La escuela de Murillo. Aportaciones al conocimiento de sus discípulos y seguidores”, Universidad de Sevilla, 2018, p. 127.
Santa Teresa dejo por escrito varias apariciones de la Virgen. En este caso concreto se narra la visión que tuvo el día de Nuestra Señora de la Asunción de 1561 en la iglesia de Santo Tomás de Ávila cuando meditaba: “Sentéme, y aún paréceme que no pude ver alzar ni oír misa, que después quedé con escrúpulo de esto. Parecióme estando así que me veía vestir con una ropa de mucha blancura y claridad. Y al principio no veía quién me la vestía; después vi a Nuestra Señora, hacia el lado derecho, y a mi Padre San José al izquierdo que me vestían aquella ropa.... Acabada de vestir... Díjome que le daba mucho contento en servir al glorioso San José, que creyese que lo que pretendía del monasterio se haría y en él se serviría mucho al Señor y ellos dos; que no temiese... porque ellos nos guardarían, y que, ya que su Hijo nos había prometido andar con nosotras, que para señal que sería esto verdad me dada aquella joya. Parecíame haber echado al cuello un collar de oro muy hermoso, asido una cruz a él de mucho valor... parecióme que los veía subir al cielo con mucha multitud de ángeles. Yo quedé con mucha soledad, ...
Aunque gaditano de nacimiento, Juan Simón Gutiérrez se habría formado en Sevilla, quizás con el mismo Murillo, como consideran Ceán Bermúdez y Fernando Quiles. En todo caso, en 1664 ya se encuentra en activo de forma independiente, dado que en esta fecha se le documenta como participante en la Academia sevillana, de la que formará parte hasta 1672. Su vida fue dura, pese al reconocimiento de sus contemporáneos, y pasó importantes apuros económicos, en una época por otra parte donde la pobreza era común entre la población sevillana, a raíz tanto de la recesión del comercio con las colonias como de la Guerra de Sucesión y diversas epidemias. En cuanto a su lenguaje, Gutiérrez fue fiel seguidor de Murillo, a quien sin duda tuvo oportunidad de conocer, tanto a través de la Academia como de la hermandad de San Lucas, su propio gremio. La calidad de su obra le valió el respeto y reconocimiento de los demás maestros sevillanos, y de hecho en 1680 obtuvo el cargo de “alcalde alamir” de la pintura, esto es, encargado del examen de los aspirantes a maestría. Su categoría le aseguró asimismo un importante taller, donde se formaron, entre otros, Francisco Díaz y Tomás Martínez. Asimismo, Ceán Bermúdez señala que fue un apreciado “pintor de feria”, lo que indica que sus obras fueron muy demandadas en el mercado sevillano, del que partían cuadros para toda Andalucía y también hacia América. Gutiérrez realizó principalmente obras de tema religioso, las más demandadas en la época, aunque también abordó motivos profanos, como batallas y escenas de costumbres, e incluso realizó tres pequeños lienzos sobre la “Historia de Constantino”. Actualmente se conservan obras suyas en centros religiosos como el convento de la Trinidad de Carmona o la iglesia mayor de Santa María la Coronada de Medina Sidonia, así como en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y el de Los Ángeles, en Estados Unidos.