DESCRIPCIÓN
Escuela española; siglo XVII.
“Las animas en el purgatorio”.
Madera tallada y policromada.
Presentan restauraciones as repintes, faltas en la talla y daños provocados por xilófagos.
Medidas: 106 x 44 x 20 cm; 101 x 29 x 16 cm.
La temática y el soporte de este conjunto nos indican que, en origen, formaba parte de un conjunto escultórico de mayores dimensiones, seguramente adscrito a una arquitectura, ya que ambas tallas están trabajadas en alto relieve y la trasera se encuentra desprovista de todo ornamento. El conjunto de estos dos relieves, aunque varía en dimensiones, nos presenta el mismo concepto, las almas quemándose entre llamas y suplicando por su perdón. Se trataría de una abstracción que trata de simbolizar el Purgatorio, una representación que alcanzó gran popularidad durante el periodo barroco. En cuanto a la talla cabe destacar el juego de volúmenes que se genera a base de planos y de la verticalidad de cada una de las tallas. en primer lugar, las llamas ondeantes, en segundo una figura que unen sus manos en actitud de piedad y finalmente, otra figura con los brazos levantados. Es la propia técnica del artista la que infunde dramatismo a las dos piezas, las ondas de las llamas que crecen hasta el pecho de las figuras superiores, el serpenteado cabello de los protagonistas, el modo en el que capta los gestos individualizando a cada uno de los personajes, son rasgos estéticos que revelan la maestría del autor.
La escultura escultura española es uno de los ejemplos más auténticos y personales de nuestro arte, porque su concepción y su forma de expresión surgieron del pueblo y de los sentimientos más hondos que en él anidaban. Quebrantada la economía del Estado, en decadencia la nobleza y cargado de fuertes gravámenes el alto clero, fueron los monasterios, las parroquias y las cofradías de clérigos y seglares los que impulsaron su desarrollo, siendo costeadas las obras en ocasiones mediante suscripción popular. La escultura se vio así abocada a plasmar los ideales imperantes en estos ambientes, que no eran otros que los religiosos, en un momento en el que la doctrina contrarreformista exigía al arte un lenguaje realista para que el fiel comprendiera y se identificara con lo representado, y una expresión dotada de un intenso contenido emocional para incrementar el fervor y la devoción del pueblo. El asunto religioso es, por consiguiente, la temática preferente de la escultura española de este período, que parte en las primeras décadas del siglo de un prioritario interés por captar el natural, para ir intensificando progresivamente a lo largo de la centuria la plasmación de valores expresivos.