Albert-Ernest Carrier-Belleuse

ALBERT-ERNEST CARRIER-BELLEUSE (Francia, 1824–1887)
"El nacimiento de Venus", ca.1870.
Bronce patinado.
Firmado en la parte inferior.
Con sello de fundición: Denière.
Medidas: 71 x 24 x 19 cm.

La escultura representa el nacimiento de Venus, uno de los episodios más célebres de la mitología griega, en el que la diosa surge de la espuma marina y aparece sobre una venera como símbolo de su origen divino y de su vínculo con el agua y la belleza primordial. Carrier-Belleuse interpreta este momento con una figura juvenil y grácil, captada en un instante de íntima sensualidad. La joven se alza semidesnuda, en un contrapposto suave. Con un brazo recoge su melena húmeda, gesto que acentúa la idea del reciente nacimiento, mientras que con la otra mano sostiene un paño drapeado que serpentea en torno a su cuerpo, cubriéndolo apenas y permitiendo que la anatomía emerja con claridad.

La venera sobre la que se posa se integra con los pliegues del tejido, creando un diálogo visual entre el elemento marino y el drapeado, recurso característico en la escultura inspirada en la Antigüedad. La pierna descubierta, de formas torneadas, contribuye a la sensación de equilibrio y dinamismo, reforzada por los pies descalzos que evocan pureza y ligereza.

En cuanto al estilo, la obra refleja la huella del neoclasicismo tardío que marcó la formación de Carrier-Belleuse: el gusto por la idealización de la figura femenina, la depuración de las formas, el estudio académico de la anatomía y la recuperación de temas mitológicos. Sin embargo, combina estos elementos con una sensualidad más libre y expresiva, propia del tránsito hacia un lenguaje más naturalista y ornamental.

Albert-Ernest Carrier-Belleuse fue uno de los escultores más versátiles y prolíficos del siglo XIX en Francia. Nació en Anizy-le-Château en 1824 y estudió en la École des Beaux-Arts de París, aunque su formación práctica se consolidó trabajando como orfebre y modelador de porcelanas en la manufactura de Sèvres. Su carrera despegó tras su participación en varios Salones de París, donde obtuvo reconocimiento por su talento en la escultura decorativa. Su estilo fusiona el clasicismo académico con elementos del Barroco, el Rococó y, ocasionalmente, del realismo romántico. Carrier-Belleuse fue maestro de varios escultores destacados, entre ellos Auguste Rodin, quien trabajó como su asistente en Bélgica en los años 1860. Su obra incluye escultura monumental, bustos, relieves ornamentales y piezas decorativas en bronce, mármol y terracota. Muchas de sus creaciones fueron empleadas en la decoración de edificios públicos y privados, tanto en Francia como en el extranjero. Su habilidad para capturar la gracia y el dinamismo en la figura humana lo hizo especialmente popular entre la alta burguesía de su tiempo. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor y ejerció como director artístico de la Manufactura Nacional de Sèvres. Murió en Sèvres en 1887, dejando un legado artístico fundamental en la escultura decorativa del siglo XIX europeo. Su obra sigue siendo muy valorada en colecciones públicas y privadas.