Jan Brueghel el Joven

JAN BRUEGHEL EL JOVEN (Bruselas 1601-1678).
"Guirnalda con la Virgen".
Óleo sobre lienzo.
Adjunta certificado por Klaus Ertz.
Medidas: 52'5 x 39 cm; 68'5 x 55 cm (marco).
La combinación del género del bodegón y el tema mariano conoció en la pintura flamenca un desarrollo peculiar. Las guirnaldas de flores y frutas rodeando escenas religiosas se popularizaron en Flandes como reacción a la Reforma protestante que negaba el culto a las imágenes, esto es, la representación de Vírgenes y Santos. Aquí vemos una elaborada guirnalda donde las sensuales flores y las jugosas frutas parecen adquirir relieve, dada la calidad lumínica, las las ajustadas gamas aterciopeladas, así como del diestro dibujo. La Virgen Inmaculada, sobre la media luna, rodeada de aves del paraíso, queda en segundo término, dado el esplendor de la guirnalda, aunque recibe también suma atención en los envolventes drapeados de túnica y manto, así como en las luces doradas que asoman tras las esponjosas nubes. Cabe relacionar esta pintura de Jan Brueghel El Joven con las que realizara su padre Jan Brueghel de Velours (Brueghel El Viejo): véase La Virgen y el Niño rodeados de flores y frutas,1617-1620 (Museo del Prado), en el que Brueghel pintó la guirnalda y Rubens las figuras. Esta obra perteneció al marqués de Leganés, mecenas de grandes artistas flamencos.
Jan Brueghel el Joven fue un pintor flamenco especializado en las naturalezas muertas y la pintura de flores, si bien también trabajó el paisaje y las escenas mitológicas, alegóricas y bíblicas. Fue un artista independiente y de gran talento. Hijo mayor de Jan Brueghel de Velours, y nieto de Pieter Brueghel el Viejo, probablemente se formó en el taller paterno, y fue también su padre quien le incitó a viajar a Milán en 1622, para ponerse al servicio del cardenal Federico Borromeo. Desde Milán viajó a Malta y Sicilia y en 1625, tras recibir la noticia de la muerte de su padre, regresó a Amberes para hacerse cargo de su taller. Ese mismo año aparece inscrito como maestro en el Gremio de Pintores de San Lucas. Por estos años vendió las pinturas que dejó su padre, y terminó con éxito las que había dejado inacabadas. También produjo una cantidad de pinturas de pequeño formato siguiendo el estilo de su progenitor, repitiendo las naturalezas muertas, guirnaldas de flores, paisajes y alegorías de su padre. Sin embargo, no lo hizo como mero copista, sino que incorporó novedades y supo dotar a su obra de un acento personal. Entre sus comitentes más destacados encontramos a la corte francesa, que le encargó un “Ciclo de Adán” (1630-31) y a la austriaca, para la que trabajó en 1651, tras lo cual regresó a Amberes en 1657, donde residió hasta su muerte. Actualmente está representado sólo en algunas colecciones privadas y en instituciones destacadas (en el Museo del Prado de Madrid, el Hermitage de San Petersburgo, el Metropolitan de Nueva York, el Kunsthistorisches de Viena y otros museos de todo el mundo).