Escuela flamenca; segunda mitad del s. XVII.

Escuela flamenca; segunda mitad del siglo XVII.
“Alegorías”.
Óleo sobre tabla de roble.
Medidas: 25 x 70 cm (x2).
Estas dos composiciones pertenecen a la Escuela flamenca de la segunda mitad del siglo XVII y constituyen un elocuente testimonio del interés sostenido por la mitología clásica en el arte barroco del norte de Europa. Ambas escenas, ejecutadas sobre soportes alargados y de formato horizontal, sugieren con claridad su función decorativa dentro de un conjunto pictórico más amplio, probablemente concebido para ornamentar un friso, un mobiliario o una boiserie en un entorno cortesano o erudito.
La primera de las composiciones representa a un grupo de diosas, entre las cuales se pueden identificar con facilidad a Cibeles, recostada con su habitual iconografía de corona mural y león a sus pies, y a Era (Juno), reconocible por su majestuosa actitud central y su gesto de autoridad, posiblemente aludiendo a su rol como reina del Olimpo. Las figuras están acompañadas por otras deidades femeninas, quizá alegorías de virtudes o estaciones, una de las cuales porta un cuerno de la abundancia. El fondo presenta una caravana con camellos, lo que sugiere un escenario orientalizante acorde con el carácter universal de las divinidades.
La segunda escena, por su parte, ilustra a Apolo, reconocible por su porte clásico, su desnudez idealizada y la lira que sostiene, acompañado de un grupo de Musas, cada una portando atributos vinculados con las artes y las ciencias: la rueda, el cincel, el compás, entre otros. A la derecha, en un segundo plano, se observa una pareja de figuras recostadas que contempla el mar, introduciendo una nota poética que refuerza el sentido de contemplación armónica del mundo natural y del arte.
El tratamiento pictórico de ambas obras evidencia la destreza técnica de la escuela flamenca, caracterizada por su minuciosidad en el detalle, el refinamiento del color y la claridad narrativa. Las figuras se disponen con elegancia en el espacio, y el cromatismo, aunque contenido, acentúa la teatralidad de la escena mediante la disposición de ropajes y la contraposición entre zonas de luz y sombra.
En el contexto del barroco flamenco, la mitología desempeñó un papel central como vehículo para la exaltación de las virtudes humanas, el conocimiento y el orden cósmico. Estas imágenes no solo transmiten relatos clásicos, sino que ofrecen al espectador una reflexión visual sobre la sabiduría, la fertilidad, el poder y las artes, integrando el pasado grecolatino en el programa decorativo de espacios ilustrados.