Atribuido a Francesco Trevisani

Escuela italiana posiblemente FRANCESCO TREVISANI; principios del siglo XVIII.
“Alegoría de la música”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 9,5 x 12,5 cm; 15 x 18,5 cm (marco).
Obra de formato ovalado atribuida a Francesco Trevisani en la que se representa una alegoría de la Música mediante la figura de medio busto de una joven que tañe delicadamente un laúd. Enmarcada dentro del lenguaje visual del barroco tardío romano, la composición conjuga gracia femenina, serenidad expresiva y virtuosismo técnico, rasgos característicos del estilo maduro del pintor.
La figura femenina, idealizada según los cánones del clasicismo académico, aparece ligeramente girada en tres cuartos, en actitud contemplativa, mientras sus dedos acarician las cuerdas del instrumento con gesto contenido. Su mirada ausente, dirigida hacia un punto indefinido, acentúa el carácter introspectivo de la alegoría, evocando la dimensión espiritual de la música como arte. El escote sutilmente abierto, los pliegues suaves del vestido y la cuidadosa gradación lumínica que modela su rostro y manos revelan una depurada técnica pictórica, basada en la modulación del claroscuro y la delicadeza en el empaste.
Francesco Trevisani fue un pintor italiano activo en la transición entre el Barroco tardío y el Rococó temprano, un estilo a veces denominado barochetto. Fue hijo del arquitecto Antonio Trevisani, quien le introdujo en los fundamentos del dibujo. Posteriormente estudió en Venecia con Antonio Zanchi, antes de trasladarse definitivamente a Roma, donde desarrolló el grueso de su carrera artística.
En Roma, Trevisani gozó del mecenazgo del cardenal Pietro Ottoboni y estuvo profundamente influido por Carlo Maratta. También recibió el apoyo del cardenal Chigi, quien le confió importantes encargos y lo recomendó al papa Clemente XI. Este último lo comisionó para pintar uno de los profetas en San Giovanni in Laterano y le encomendó la decoración de la cúpula de la catedral de Urbino,,
Fue también requerido por el duque de Módena para copiar obras de Correggio y Parmigianino, y desarrolló trabajos en distintas cortes europeas, incluyendo Brunswick, Madrid, Múnich, Estocolmo y Viena. En 1712 fue admitido como miembro de la Academia de la Arcadia,