Escuela italiana, finales del s. XV- principios del s. XVI.

Escuela italiana, finales del siglo XV- principios del siglo XVI.
“Perfil femenino”.
Óleo sobre tabla.
Presenta restauraciones.
Medidas: 45,5 x 31,5 cm.
Esta pintura nos sitúa en el umbral del Renacimiento pleno, momento en el que el retrato adquiere una importancia fundamental como vehículo de individualidad y prestigio social. La joven aparece representada de perfil, siguiendo un modelo heredero de la tradición quattrocentista florentina, que concebía la efigie como una imagen idealizada y al mismo tiempo fiel a los rasgos particulares del personaje.
La figura femenina luce un atuendo en tonos verdes, que resalta la palidez delicada del rostro, y su cabellera pelirroja se dispone con cuidado, adornada por una cinta azul que añade un detalle de refinamiento cromático y simbólico. El perfil, puro y lineal, se recorta con nitidez sobre un fondo neutro, concentrando la atención en la serenidad del semblante, en el que se advierte un ideal de belleza armoniosa, propio del humanismo renacentista.
La escuela italiana de este período desempeñó un papel esencial en la consolidación del retrato como género autónomo. A través de estas representaciones, no solo se afirmaba la identidad de la persona retratada, sino también los valores culturales de su tiempo: la dignidad, el equilibrio, la gracia y la proporción clásica. Este tipo de obras, inspiradas en el redescubrimiento del arte antiguo y en la búsqueda de la perfección formal, sentaron las bases de la retratística moderna en toda Europa.
La sobriedad en la pose y la contención expresiva refuerzan la idea de un retrato concebido no solo como memoria personal, sino también como emblema del ideal humanista del hombre y la mujer como medida y centro de la belleza.