DESCRIPCIÓN
JOSÉ MARÍA SERT (Barcelona, 1874 - 1945)
“Séptima Bienaventuranza” Boceto para la nave de la epístola en la catedral de Vic , 1925-1927.
Óleo sobre lienzo en forma de luneto. Reentelado.
Obra referenciada en; ALBERTO DEL CASTILLO., “José María Sert su vida y obra”. Barcelona - Buenos aires. 1947. Lam.106.
Medidas: 120 x 242 (marco: 132 x 254).
Esta obra de formato semiesférico es el modelo de presentación para una de las pinturas murales de la catedral de Vic pertenecientes a los lunetos laterales de la nave de la Epístola. El vano central del boceto corresponde a la hornacina arquitectónica del muro. La pieza denominada VII Bienaventuranza hace alusión a las palabras del evangelio según San Mateo (Mateo V): “Bienaventurados los pacíficos, porque hijos de Dios serán llamados”. Dominando el centro de la escena, en la zona superior del luneto se reconoce la presencia imponente del castillo de San Ángelo. En la zona derecha de la escena, flanqueando el luneto, se puede ver la figura de San León frente a Atila, situado en la zona inferior de la imagen. El rey de los Hunos, se encuentra acompañado por su ejército, que ha sido estructurado por el artista, creando una gran profundidad en la escena. Respecto a la zona izquierda de la composición, Sert retrata al Santo, recibiendo la rama de olivo de la mano de San Miguel Arcángel, San Pablo y San Pedro, cobijados bajo un gran árbol, junto al cual se puede apreciar un pequeño amorcillo. La pintura original de la catedral fue destruida durante la Guerra Civil, por lo tanto, por lo que este boceto es un importante documento gráfico conservado del pintor y que posteriormente fue utilizado para la reconstrucción del mural. Aunque esta obra fue encargada en 1900, Sert no presentó los primeros bocetos hasta seis años más tarde, ocupado por los numerosos pedidos que recibía de los aristócratas de la época. La Primera Guerra Mundial interrumpió los trabajos y una vez reanudados, Sert sintió que tenía que modificar el planteamiento, suprimiendo el color y, por tanto, repensando las perspectivas para obtener profundidad. Se finalizó en 1929, pero tan solo siete años más tarde fue destruida. Conmocionado, Sert acepta la restauración de la catedral basándola esta vez en un juego de bajorrelieves que no concluirá hasta el año de su muerte.José María Sert fue uno de los pintores más cotizados y controvertidos de su tiempo y uno de los mejores muralistas españoles. Heredero de la Renaixença catalana y de formación modernista, desarrolla un estilo pictórico al margen de las corrientes estilísticas de su época. Estas características le constituyen como renovador de la pintura mural y un prolífico artista que llegó a pintar más de siete mil metros cuadrados de catedrales, palacios, grandes salones, residencias privadas y ayuntamientos de diversas ciudades, pero sin duda la obra que más presente estuvo a lo largo de su vida fue la decoración de la Catedral de Vic.
Formado con Benito Mercadé y Pere Borrell, Sert fue socio del Círculo Artístico de Sant Lluc, y posteriormente discípulo de A. de Riquer. En 1900 Torras i Bages le encarga una gran decoración mural para la catedral de Vic, de la cual presentó esbozos y telas preparatorias en 1905 y 1907 en Barcelona y París, de los cuales esta pieza es un ejemplo. A través de sus exposiciones en el extranjero, pronto adquirió un extraordinario prestigio entre la aristocracia francesa e inglesa, para las cuales realizó suntuosas decoraciones. En 1908 decoró la Sala de los Pasos Perdidos del Palacio de Justicia de Barcelona, y en 1910 presentó en el Salón de Otoño de París la decoración mural del salón de baile del marqués de Alella (Barcelona) y decoró la sala de música de la princesa de Polignac en París. Dos años después expuso un importante conjunto en el Salón de la capital francesa. En los años siguientes trabajó para la reina Victoria Eugenia (Santander) y para Robert Rotschild (Chantilly).