MARTÍN RICO ORTEGA (El Escorial, Madrid, 1833 – Venecia, 1908).
“Canal veneciano”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 35 x 23 cm; 51,5 x 40 cm (marco).
En esta composición de formato vertical, un canal veneciano acoge los infinitos matices cromáticos que se conjugan en su superficie vibrante. En él coinciden los reflejos de las vetustas casas señoriales y las sombras de las góndolas, al tiempo que dialoga con un cielo despejado. Las vistas venecianas fueron uno de los temas más queridos por Martín Rico. Muestra una clara influencia de planteamientos surgidos gracias a vanguardias pictóricas destacadas como el Impresionismo, particularmente en los reflejos del agua, y un cierto recuerdo del luminismo español.
Considerado actualmente como el iniciador del paisajismo moderno español, Martín Rico inició su formación artística con su hermano, el grabador Bernardo Rico, con quien colaboró en el taller de su tío Calixto Ortega, realizando trabajos como ilustrador. A continuación estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, donde fue discípulo de Jenaro Pérez Villamil. En el Liceo de la capital trabó amistad con Fortuny, Rosales y Raimundo de Madrazo, y en 1854 inicia una serie de viajes por Europa, que le llevará a Francia, Suiza, Inglaterra e Italia. En 1862 obtiene una beca para continuar sus estudios en París, donde tuvo la oportunidad de conocer la obra de Meissonier y Daubigny, en cuyo taller comenzó a trabajar al año siguiente. Fue amigo de algunos de los primeros impresionistas, como es el caso de Camille Pizarro, por ejemplo.
Tras recorrer diversas ciudades pintando y realizando exposiciones, especialmente en París, en 1873 visita por primera vez Venecia, ciudad que le cautivó y en la que finalmente residirá el resto de su vida, alternando estancias en la capital gala. Sus paisajes venecianos se convirtieron en modelo a seguir para sus discípulos y copistas. Fueron también famosas sus vistas de Toledo, Sevilla, Granada y París. Tras participar en las Exposiciones Nacionales de los años setenta, no vuelve a exponer en su país natal excepto en las Galerías Bosch, a cuyo dueño consideraba el pintor como el único marchante válido en España. Formó parte de la comisión de las Exposiciones Universales de París de 1878 y 1889, y del jurado en la Exposición de Chicago de 1893. Nombrado director artístico de la publicación “Ilustración Española y Americana”, entre sus numerosos galardones destacan los obtenidos en la Exposición Universal de París de 1878: medalla de plata y el título de Caballero de la Legión de Honor, así como otra medalla de plata que obtuvo en la edición de 1889. Concurrió asimismo a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid, donde fue galardonado ya en 1860 con tercera medalla.
Su obra gozó de gran éxito comercial en París, donde contó entre sus clientes con el multimillonario estadounidense William Ibod Stewart, quien poseía en su colección varios cuadros suyos. A lo largo de su obra se aprecia una evolución desde su inicial visión romántica, pasando por una etapa realista, hasta un estilo final de ciertas influencias impresionistas y fortunyanas. La influencia de Turner y Ruysdael le lleva a pintar paisajes cada vez más humanizados, y su relación con Mariano Fortuny profundiza ese cambio hacia pinturas más luminosas e impresionistas. Actualmente, la obra de Martín Rico está presente en el Museo del Prado y el de Arte Moderno de Madrid, los museos Metropolitan y de Brooklyn y la Hispanic Society de Nueva York, la Walters Art Gallery de Baltimore, los Museos de Bellas Artes de Bilbao y Valencia, entre otras colecciones.