David Teniers, el joven.

DAVID TENIERS “El joven” (Amberes, ca. 1610 – Bruselas, 1690).
“Bebedores”, c. 1640.
Óleo sobre tabla de roble.
Posee marco del siglo XIX.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 44,5 x 58 cm; 65 x 78,5 cm (marco).
Esta pintura de David Teniers el Joven se abre como una escena aparentemente humilde, casi anecdótica, pero pronto revela la extraordinaria inteligencia pictórica de uno de los grandes maestros del género en la Europa del siglo XVII. La composición evoca de forma inmediata la obra del Rijksmuseum titulada “Hombres jugando a los dados en una taberna”, pues ambas comparten prácticamente la misma composición, organizada en torno a un reducido grupo de hombres reunidos en torno a una mesa baja. Lejos de tratarse de una repetición mecánica, esta cercanía compositiva revela el método de trabajo de Teniers, basado en la reformulación constante de esquemas exitosos, afinando gestos, actitudes y atmósferas para explorar distintas intensidades narrativas dentro de un mismo motivo.
Ejecutada al óleo sobre tabla de roble, “Bebedores” se sitúa en un momento clave de la trayectoria del artista, cuando había asimilado plenamente la influencia de Adriaen Brouwer y comenzaba a transformarla en un lenguaje propio, más sereno y legible. La pincelada, suelta pero controlada, construye volúmenes firmes sin perder frescura, y la paleta de ocres, pardos y tierras, salpicada de toques luminosos en rostros y manos, envuelve la escena en una atmósfera cálida y densa. La luz, baja y lateral, no dramatiza, sino que acompaña la acción cotidiana, subrayando la cercanía física y psicológica entre los personajes.
La iconografía gira en torno a uno de los temas predilectos de Teniers: la sociabilidad masculina en la taberna, con el beber y el juego como ejes de la interacción humana. Como en la obra del Rijksmuseum, se aprecia una clara disparidad entre los protagonistas, tanto en edad como en condición social, visible en la diferencia de vestimentas y actitudes. Esta tensión no se resuelve en clave moralizante; por el contrario, Teniers observa el juego como una experiencia compartida, regida por el azar y la fortuna.
La relación con el modelo de Brouwer, especialmente con la escena de taberna conservada en la Alte Pinakothek de Múnich, es evidente en la disposición del grupo principal y en la figura del jugador concentrado, un motivo recurrente en Teniers. No obstante, frente al pathos más áspero de Brouwer, “Bebedores” ofrece una lectura más equilibrada y narrativa. La comparación con la pintura del Rijksmuseum refuerza esta idea: aunque las composiciones son casi idénticas, las variaciones en fisonomías, vestuario y fondo, así como una ejecución algo más directa, permiten situar esta obra en torno a 1640, ligeramente anterior o paralela a aquella, y cercana en espíritu a otras escenas de taberna del artista de la década de 1640.