Albert Ernest Carrier

ALBERT-ERNEST CARRIER DE BELLEUSE (1824-1887).
“El nacimiento de Venus”, c. 1870.
Bronce con pátina dorada y marrón.
Fundición DENIERE.
Firmada “A.Carrier Belleuse”.
Medidas: 92 x 33 x 27 cm.
El fino tratamiento del rostro y la precisa ejecución de los paños de esta joven atestigua la maestría de Albert Carrier Belleuse en la plástica escultórica. En la base podemos apreciar la presencia de una venera indicando así que se trata de la representación de Venus, en concreto el momento de su nacimiento.
Albert-Ernest Carrier de Belleuse, conocido como Carrier-Belleuse (1824-1887), fue uno de los artistas más prolíficos del siglo XX y alcanzó su mayor éxito durante el Segundo Imperio, beneficiándose del apoyo personal de Napoleón III. Su obra estuvo profundamente influenciada por el Renacimiento italiano y los estilos del siglo XVIII, que contribuyó a revivir.
En 1837, el joven Carrier-Belleuse comenzó su aprendizaje en el taller del cincelador Bauchery. Pronto fue admitido en el taller del orfebre Jacques Henri Fauconnier. A través de François Arago, conoció al escultor David d'Angers, quien facilitó su ingreso en la École des Beaux-Arts. Carrier-Belleuse se incorporó a la compañía en 1840. Reconocido por su habilidad en las grandes firmas de bronce de París, como Barbedienne y Denière, pronto recibió numerosos encargos de modelos para candelabros, relojes, repisas de chimenea y otros objetos. En 1848, probablemente por iniciativa de François Arago, quien se había convertido en jefe de Estado, recibió su primer encargo público: una pequeña estatua de Mademoiselle Rachel cantando La Marsellesa. En 1851, se presentó por primera vez en el Salón de los Artistas Franceses, donde presentó dos medallones de bronce. De 1851 a 1855, Carrier-Belleuse permaneció en Inglaterra, en Stoke-on-Trent, donde dirigió la escuela de modelado y dibujo de Mintons, un importante fabricante de porcelana.
De regreso a Francia, Carrier-Belleuse se instaló en París en un espacioso estudio ubicado en el número 15 de la rue de la Tour d’Auvergne. A partir de 1857, envió obras regularmente al Salón y alcanzó renombre gracias al éxito de sus grandes obras de mármol, como la Bacante, expuesta en el Salón de 1863 y adquirida por Napoleón III, Angélica (1866) y Hebe Dormida (1869). En el Salón de 1867, su grupo titulado El Mesías le valió la Medalla de Honor de Escultura. Fue adquirido por el Estado francés para adornar la Capilla de la Virgen en la Iglesia de San Vicente de Paúl.

Carrier-Belleuse también alcanzó gran renombre por sus bustos de terracota, que, en muchos sentidos, recuerdan a los de los artistas del siglo XVIII. Realizó retratos de muchas celebridades de su época. Creó, entre otros, bustos de Napoleón III, Renan, Thiers, Grévy, Arago, Marguerite Bellanger, Théophile Gautier, Honoré Daumier, Delacroix, Hortense Schneider, Réjane y otros. También modeló numerosos bustos de inspiración mitológica y una serie de retratos históricos y artísticos de María Estuardo, Shakespeare y Mozart.Carrier-Belleuse empleó y formó a numerosos jóvenes artistas talentosos en su estudio de la Rue de la Tour d’Auvergne, entre ellos Alexandre Falguière, Jules Desbois, Eugène Delaplanche, Jules Dalou y Joseph Chéret; pero es más conocido por ser el mentor de Auguste Rodin, quien se incorporó a su estudio como artista en 1864.
Carrier-Belleuse dedicó gran parte de su tiempo a la escultura decorativa. Contribuyó a la decoración de numerosos edificios importantes. Es notablemente responsable de las cariátides del Teatro Renacentista, el frontón de la entrada principal del Banco de Francia, los techos de estuco de los pabellones Lesdiguières y La Trémoïlle del Louvre, el friso del Palacio de la Bolsa de Bruselas y la decoración del Hôtel de la Païva en los Campos Elíseos de París. También recibió encargos gubernamentales para monumentos: los de Jean-Jacques Rousseau en Montmorency, Alexandre Dumas en Villers-Cotterêts y Masséna en Niza. En el extranjero, creó la estatua ecuestre de Miguel el Valiente en Bucarest y la tumba de José de San Martín en Buenos Aires.
En 1873, Carrier-Belleuse participó en la construcción de la Ópera de París, dirigida por su amigo Charles Garnier. Creó las dos antorchas monumentales que flanquean la gran escalera del salón principal y las cariátides de la chimenea del gran vestíbulo. En 1875, fue nombrado director de obras artísticas de la Manufactura de Sèvres. Aportó un enfoque completamente moderno a la fábrica, que se manifestó en la creación de una gama completa de jarrones.