Icono ruso del s. XIX.

Icono ruso del siglo XIX.
“Virgen y santos”.
Témpera al huevo sobre madera.
Presenta desconchados, craquelados y algunos retoques.
Medidas: 35 x 30 x 2,8 cm.
Icono ruso compartimentado en cinco cuadros, presidido por la Virgen en mandorla y, en el registro superior, la Virgen en su advocación como Hodigitria, “la que muestra el camino”. Su mano derecha de finos dedos señala al Niño Jesús mostrándolo al espectador. Los suntuosos ropajes, las carnaciones y el modelado reciben un atento tratamiento formal y cromático. Varios santos flanquean la figura mariana.
Los iconos no pueden compararse con otras obras de arte en el sentido habitual de esta palabra. No son cuadros, porque no reproducen motivos de la realidad; no representan, sino que constituyen en sí mismos otro mundo. Y lo hacen con medios de representación especiales, desarrollados a lo largo de los siglos. En ellos, el color desempeña un papel significativo, el de un lenguaje simbólico que debe expresar no el color de las cosas, sino su luminosidad, una luz que procede de más allá del mundo físico. Los espacios dorados de los iconos encarnan esta luz no terrestre, y el fondo dorado simboliza el espacio que “no es de este mundo”. En los iconos no existe el espacio habitual, como tampoco existen acontecimientos convencionales. El icono es una ventana abierta a un mundo de otra naturaleza, pero esta ventana se abre sólo para quienes poseen una visión espiritual.