Escuela holandesa, siglos XVII-XVIII

Escuela holandesa, siglos XVII-XVIII.
"Cirujano en acción".
Óleo sobre tela.
Medidas: 31 x 26,5 cm; 41 x 37 cm (marco).

Este tipo de pintura, popular en los Países Bajos durante los siglos XVII y XVIII, se inscribe en un género conocido como "escenas de médicos" o "charlatanes". La obra captura con un realismo crudo y un intenso dramatismo una operación quirúrgica sin anestesia.

El paciente es la figura más expresiva y el foco emocional de la pintura. Sentado y vestido con una llamativa chaqueta roja y amarilla, su rostro está completamente desfigurado por el dolor. Tiene la boca abierta, los ojos entornados y el ceño fruncido. Sus puños, apretados con fuerza, y la saliva que gotea de su boca, transmiten su agonía de una manera visceral y sin filtros. La parte superior de su cabeza ha sido afeitada para la intervención. De pie detrás del paciente, el cirujano es un hombre mayor que se inclina sobre su trabajo con una concentración absoluta. Lleva unas gafas tipo quevedos, que magnifican sus ojos y subrayan su enfoque meticuloso. Con una mano sujeta la cabeza del paciente mientras que con la otra maneja un pequeño instrumento afilado (posiblemente un bisturí o lanceta) para realizar una incisión en el cuero cabelludo. Su expresión es seria y profesional, ajena al evidente sufrimiento de su paciente. A la izquierda, una mujer mayor, probablemente una asistente o un familiar, sostiene al paciente por el hombro. Su rostro, marcado por la preocupación y la aprensión, mira fijamente la herida. Sujeta al paciente tanto para inmovilizarlo como, quizás, para ofrecer un consuelo ineficaz ante tal dolor. Su presencia añade una capa de empatía y preocupación a la fría ejecución técnica del cirujano.

La escena representada es muy probablemente la de una operación fraudulenta conocida como "la extracción de la piedra de la locura". Se creía en la época que la demencia, la estupidez o ciertos males mentales eran causados por una piedra alojada en el cerebro. Cirujanos charlatanes recorrían las ciudades ofreciendo "curar" a los afligidos mediante la extracción de esta supuesta piedra, que en realidad era una piedra que el propio "cirujano" escondía en su mano y pretendía haber sacado de la cabeza del paciente tras una incisión superficial.