DESCRIPCIÓN
Escuela española; hacia 1600.
“San Bartolomé”.
Óleo sobre tabla. Engatillada.
Presenta repintes y restauraciones.
La tabla se encuentra abierta por la zona central.
Medidas: 120 x 65,5 cm.
Inscrito en un arco de medio punto, cuya zona superior se corona por dos cabecitas de querubines, cada uno en lateral, se puede observar la figura imponente de un santo. Tras la teatralización del tema que aporta el arco, el autor dispone un fondo negro otorgando asi un gran protagonismo a la figura central. Un hombre de avanzada edad, lo cual se deduce de la blanca barba, se encuentra sentado a pesar de que su figura ocupa casi la superficie total de la obra. El anciano que viste túnica y manto, sostiene con una de sus manos una espada y con la otra un libro que apoya sobre su pierna. En esta mano también se puede apreciar una gran cadena que cuelga por la muñeca hasta llegar al suelo. Los citados atributos sumados al nimbo de santidad, y por supuesto al nombre que corona la imagen del santo, remiten directamente a San Bartolomé.
Bartolomé fue uno de los apóstoles de Jesús, y es mencionado en los Evangelios siempre en compañía de Felipe. Según Juan, en cuyo Evangelio aparece bajo el nombre de Nathanael, fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberíades tras su resurrección. Según los Hechos de los Apóstoles fue también testigo de la ascensión de Jesús. La tradición recogida por Eusebio de Cesarea narra que Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India, donde dejó una copia del de Mateo en arameo. La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a San Judas Tadeo, por lo que ambos son considerados santos patrones de la Iglesia Apostólica Armenia. Su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio, a quien el santo había convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin adeptos, protestaran ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, el gobernante mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano. Ante la negativa del santo, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a Dios o muriese. La imagen de San Bartolomé ha sufrido escasas modificaciones a lo largo de la historia del arte, siendo común la representación del santo en el momento del martirio. Así, se le suele representar siendo desollado, bien sobre un potro o atado a un árbol. También se le ha plasmado obrando milagros: resucitando a los hijos del rey Polimio y liberando a la hija de éste poseída por el demonio. En escasas ocasiones aparece siendo flagelado. A veces se le representa con un gran cuchillo aludiendo a su martirio, según el cual fue desollado vivo, razón por la que es el patrón de los curtidores. En relación también con su martirio aparece en ocasiones despellejado, mostrando su piel cogida en el brazo como si se tratara de una prenda de vestir.