Escuela italiana; s. XVII.

Escuela italiana; siglo XVII.
“Bacanal”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta faltas y desgastes.
Medidas: 44 x 49 cm.
La temática báquica es una constante en la historia del arte occidental desde la Antigua Grecia, cuando este tipo de escenas solían adornar las vasijas utilizadas en los banquetes. Los romanos la representaron también con frecuencia, en mosaicos y otro tipo de manifestaciones artísticas, y si bien durante la Edad Media quedó relegada en favor de la temática cristiana, se retomará con fuerza en el renacimiento, con importantes ejemplos como las bacanales de Tiziano. Las obras del veneciano marcaron un significativo cambio respecto a la representación de Baco. Tiziano sitúa sus bacanales en una Arcadia idílica, y las convierte en celebraciones de la sensualidad inspiradas en la literatura romana. Ya en el barroco, Caravaggio retoma esta interpretación sensual de Baco, que Rubens llevará a su extremo combinando exhuberancia y decadencia. Para entonces, la báquica es ya una de las temáticas predilectas por los pintores no sólo de obras mitológicas, sino también para los costumbristas, quienes a menudo dotaban de un aire popular a sus escenas báquicas, con ejemplos ilustres como “Los borrachos” de Velázquez.

En esta obra el autor demuestra una composición que difiere del clasicismo comentado, ya que el autor introduce una atmósfera vaporosa cercana a las desarrolladas durante el siglo XVIII. Finalmente, las figuras son también herederas del paisaje clásico barroco italiano, integradas en el paisaje, sin restar protagonismo a la representación de la naturaleza. El academicismo es herencia directa del clasicismo, y de ahí la predilección por temas como el que aquí presentamos, tomado de la mitología, si bien captado desde un punto de vista sensual y decorativo alejado de la solemnidad del arte clásico antiguo. De ahí también la forma de abordar el tema, recreando las figuras mitológicas de un modo totalmente nuevo. No obstante, se aprecia un ideal de belleza que no parte de la realidad, aunque es innegable el estudio del natural por parte del pintor, sino que resulta un idealismo con base en la realidad por su suma de experiencia, es decir, una sublimación estética que refleja una belleza que trasciende la realidad.