DESCRIPCIÓN
Cabeza de Vishnu; Camboya, Imperio Khmer, periodo pre Angkor, s. XVIII- XIX.
Piedra pulida.
Adjunta certificado expedido por el especialista Le My Hao.
Obra expuesta en Feriarte 2008.
Medidas: 33 x 16 x 14 cm; 42 x 18 x 18 cm (con peana).
Cabeza tallada en piedra que representa el rostro del dios Vishnu. El acabado de la zona inferior indica que en origen la pieza formaba parte de una escultura de mayores dimensiones, seguramente de cuerpo entero. Fuera de la India, esta divinidad adquiere unos atributos propios, como vemos en esta pieza camboyana. Habitualmente este dios suele representarse como un ser de forma humana, piel azul y cuatro brazos sosteniendo, la flor de loto, una caracola, una maza de oro y un anillo. Frecuentemente se le ve sentado, descansando sobre una flor de loto, con su consorte Laksmi sentada sobre una de sus rodillas. En este caso, su rostro exhuda serenidad, dada la simetría de sus rasgos. Los lóbulos de las orejas son alargados, simbolizando sabiduría y origen aristocrático.
La jemer o khmer es una de las culturas más importantes desarrolladas en Indochina. A principios del siglo VII aparecen las primeras inscripciones en su lengua, en el reino indio de Tshenla, situado en el curso medio del río Mekong. Los jemer se reorganizaron políticamente, y en el siglo IX alcanzaron la unidad de la actual Camboya bajo el reinado de Jayavarman II (802-850), fundador del reino de Angkor. Este monarca había pasado su juventud es la refinada corte de los sailendra de Java, por lo que trajo a su país una importante influencia de la cultura javanesa, así como el protocolo cortesano de dicha dinastía. El arte jemer alcanzó su momento de esplendor durante el periodo de Angkor, desarrollado entre los siglos IX y XIII, y alcanzó ámbitos muy distintos, como los textiles, la laca, la cerámica, la orfebrería, etc. Respecto a la escultura jemer, a partir del siglo VII empieza a separarse de la influencia india y, tras un largo proceso de evolución estilística, desarrollará su propio lenguaje original, consolidado en el siglo X. Será principalmente tallada en piedra y de temática religiosa, si bien en numerosas ocasiones el tema sacro se convierte en mera excusa para representar escenas cortesanas, aunque aparezcan protagonizadas por dioses. De ahí el mayor grado de realismo respecto al arte indio, dado que los artistas tomaban como modelo a cortesanos reales. El resultado son admirables imágenes de dioses de imponente presencia, dotadas de una cierta sensualidad femenina y una sofisticada belleza.