DESCRIPCIÓN
Escuela peruana Virreinal del siglo XVIII.
“Descendimiento”.
Alabastro policromado y rubís.
Presenta faltas.
Conserva restos de la policromía.
Medidas: 22 x 24 x 9 cm.
Conjunto escultórico de bulto redondo enteramente tallado en alabastro representando el descendimiento del cuerpo de Cristo de la cruz. Vemos a Cristo levemente desplazado centro, acompañado por José de Arimatea, María, arrodillada en el suelo sosteniendo los brazos inertes de su hijo y san Juan Bautista. La obra que destaca por la calidad de la talla expresa una belleza idealizada de gestos contenidos y sobrios. Solamente la figura de Cristo posee un mayor dramatismo debido a la postura serpenteante de su cuerpo muerto. La piedra de Huamanga es un tipo de alabastro (sulfato de cal) extraída de canteras ubicadas en los distritos de Pomabamba, Chacolla, Canchacancha y Chuschi, en la provincia de Cangallo, Perú. Obtuvo la denominación quechua de niño rumi (piedra de niño) en alusión a las esculturas religiosas del niño Jesús que proliferó en la época virreinal, y por su fragilidad.También es conocida como berenguela y sustituye al mármol occidental. El tallado en piedra de Huamanga es una manifestación artística característica de Ayacucho. En la evolución artística del tallado en piedra de Huamanga se presentan tres etapas. La época virreinal o de apogeo en la que predomina la temática religiosa. Aunque existen canteras de alabastro en diversas regiones del Perú, en Ayacucho mismo, existen yacimientos también en la provincia de Cangallo, a unas leguas de Pomabamba y en Chacolla, es en Huamanga donde se desarrolló desde la colonia una escuela escultórica (influenciada por talladores españoles de Navarra y Aragón) que supo aprovechar las cualidades del material para elaborar diversos objetos decorativos y de culto. De allí que con el paso del tiempo empezase a conocérsela como Piedra de Huamanga. Popularmente era también conocida como "niño rumi", "piedra de Niño", porque con ella se hacían los "Manuelitos" para los Nacimientos.
Durante la dominación colonial española, en las regiones latinoamericanas del Virreinato, se desarrolló una pintura principalmente religiosa, destinada a cristianizar a los pueblos indígenas. Los pintores locales tenían como modelo las obras españolas, que seguían de forma literal en cuanto a tipos e iconografía. Los modelos más frecuentes fueron los ángeles arcabuceros y las vírgenes.