DESCRIPCIÓN
Escuela andaluza; siglo XVII.
“Anunciación”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta faltas y restauraciones sobre la superficie pictórica.
Posee marco del siglo XIX.
Medidas: 102 x 113 cm; 122 x 133 cm (marco).
Un rompimiento de Gloria de luz dorada e indeterminada centra la atención en las figuras, situadas en primer plano, como corresponde a este tema siguiendo los planteamientos surgidos en el Concilio de Trento. María, vestida con túnica roja, manto azul y velo blanco cubriendo sus cabellos, aparece sentada ante un atril con un libro, haciendo el habitual gesto devocional realizado con las manos ante la llegada del Arcángel. Los ropajes de esta segunda figura, el Arcángel Gabriel, aparecen movidos por el viento, mientras que con sus manos señala a la Virgen y hacia el cielo donde se aprecia la presencia de unos querubines y el Espíritu Santo.
La Anunciación es uno de los temas más representados del arte cristiano por marcar la Encarnación de Cristo como hombre y como Dios, manteniendo María su pureza y su estado virginal, puntos de gran importancia teológica. Así, a lo largo de la evolución de los distintos estilos en el arte europeo, hay una gran variedad de modelos y de detalles diferentes según estilo, escuela y época. La presente obra claramente se relaciona con trabajos del Barroco por la paleta escogida, la iconografía (con detalles mantenidos de tradiciones anteriores), los contrastes lumínicos, etc.
El siglo XVII supone en la escuela andaluza la llegada del barroco, con el triunfo del naturalismo frente al idealismo manierista, una factura suelta y otras muchas libertades estéticas. En este momento la escuela alcanza su mayor esplendor, tanto por la calidad de las obras como por el rango primordial de la pintura barroca hispalense. Así, durante la transición al barroco encontramos a Juan del Castillo, Antonio Mohedano y Francisco Herrera el Viejo, en cuyas obras se manifiesta ya la pincelada rápida y el crudo realismo del estilo, y Juan de Roelas, introductor del colorismo veneciano. A mediados de la centuria se produce la plenitud del periodo, con figuras como Zurbarán, un joven Alonso Cano y Velázquez. Finalmente, en el último tercio del siglo encontramos a Murillo y Valdés Leal, fundadores en 1660 de una Academia donde se formarán muchos de los pintores activos durante el primer cuarto del siglo XVIII, como es el caso de Meneses Osorio, Sebastián Gómez, Lucas Valdés y otros.