ANTONI TÀPIES PUIG(Barcelona, 1923 - 2012).
“Sin título”, ca. 1971.
Técnica mixta sobre piel.
Intervención plástica sobre unas tapas de piel de un libro antiguo.
Firmado.
Medidas: 32 x 51,5 cm; 58,5 x 75,5 cm (marco).
El simbolismo místico de Tàpies se palpa en cada una de sus creaciones. En estas cubiertas de libro, ya de sí impregnado de religiosidad, el artista estampó sus cruces y símbolos, con los que construyó su particular universo paralelo, asociado a lo arcano y a la existencia, a la vida y la muerte. Junto a la cruz de color rojo, las letras A y la T, caracteres con múltiples resonancias: iniciales de su nombre y de su mujer Teresa respectivamente, pero también aluden a la cruz, al dolor, al sufrimiento, a lo huidizo de la existencia, pero también al pálpito de lo eterno atrapado en la materia.
Antoni Tàpies se inicia en el arte durante la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar. Progresivamente se dedicará con mayor intensidad al dibujo y a la pintura, y finalmente deja sus estudios de Derecho para dedicarse por completo al arte. Cofundador de “Dau al Set” en 1948, empieza a exponer en los Salones de Octubre de Barcelona, así como en el Salón de los Once celebrado en Madrid en 1949. Tras realizar su primera muestra individual en las Galerías Layetanas, viaja a París en 1950, becado por el Instituto Francés. En estos años inicia su participación en la Bienal de Venecia, expone de nuevo en las Layetanas y, tras una muestra en Chicago, en 1953 expone de forma individual en la galería neoyorquina de Martha Jackson. Desde entonces se sucederán sus muestras, tanto colectivas como individuales, por todo el mundo, en destacadas galerías y en museos como el Guggenheim de Nueva York o el de Arte Moderno de París. Desde los años setenta se le han dedicado antológicas en Tokio (1976), Nueva York (1977 y 2005), Roma (1980), Ámsterdam (1980), Madrid (1980), Venecia (1982), Milán (1985), Viena (1986) y Bruselas (1986). De formación autodidacta, Tàpies ha creado un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinan la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana. La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el PraemiumImperiale de Japón, el Nacional de Cultura, el Gran Premio de Pintura en Francia, el de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). Gran defensor de la cultura catalana, de la que está profundamente imbuido, Tàpies es un gran admirador del escritor místico Ramón Llull, así como el románico catalán y de la arquitectura de Gaudí. A la vez, aprecia el arte y la filosofía orientales, que como su propia obra diluyen la frontera entre materia y espíritu, entre hombre y naturaleza. Influido por el budismo, muestra en su pintura cómo el dolor, tanto físico como espiritual, es algo inherente a la vida. Antoni Tàpies está representado en los principales museos de todo el mundo, como la fundación que lleva su nombre en Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, los Guggenheim de Berlín, Bilbao y Nueva
OBSERVACIONES
Esta pieza puede verse en la sede de Setdart Barcelona en la calle Rosselló 212.
RECUERDE que en los últimos 3 minutos
cualquier puja aumenta el tiempo de subasta
en 3 minutos más !!
puede hacer pujas consecutivas si lo desea en los últimos 3 minutos para alcanzar el precio de reserva Como pujar en Setdart.com
Tal vez te guste:
Lote: 35088948 ISIDRE NONELL (Barcelona, 1872-1911).
“Calle de París”, 1899.
Óleo sobre cartón.
Firmado y fechado “I.Nonell-99 París” en el reverso.
Incluida en el catálogo razonado de obra de Isidre Nonell, de inminente publicación.
Se adjunta certificado de autenticidad de Glòria Escala Romeu, doctora en Historia del Arte.
Medidas: 29 x 15 cm.
Mundialmente conocido por sus subyugantes pinturas de gitanas, Isidre Nonell fue un artista de múltiples registros temáticos. El repertorio iconográfico del artista catalán fue también rico en bodegones, escenas urbanas y retratos femeninos de distinta extracción social.
Durante el último tercio del siglo XIX Nonell viajó a París en dos ocasiones, en 1897 y 1899, restando en la capital francesa por largos periodos en los que captaba vistas urbanas inspiradas inicialmente por pintores impresionistas.
“Calle de París”, la obra que nos ocupa, pertenece al segundo de sus periodos parisinos. Fechado y firmado al dorso del soporte de cartón, “Nonel, 99, París”, deja constancia de ello. Los rasgos caligráficos han sido autenticados por los expertos, tal como detalla la historiadora Glòria Escala Romeu, quien está dirigiendo la confección deun catálogo razonado de Isidre Nonell en el que se incluye esta obra.
El estudio comparativo de “Calle de París” con otros cuadros urbanos de la etapa parisina (El puente de Austerlitz, La Grande Jatte, Barracas de París) lo encuadra dentro de un mismo tratamiento impresionista y similar estructura compositiva: el suelo vacío en primer término interponiendo aire respecto las figuras que tienden a hacinarse en segundo plano; alternancia de zonas intensamente empastadas con otras más acuosas (aguarrasadas, apunta Escala), pincelada sintética y rauda, manchas azuladas de ricas gradaciones frente a otras que reciben los focos de luz dispersa…
La preocupación sociológica de Nonell queda expresada en la variedad de figuras y quehaceres diarios, sin reducirlos a tipos estancos, sino que capta la vivacidad inapresable de lo humano. Un carruaje con su cochero, una figura central tocado con boina avanza hacia el espectador, dos parejas conversan en el fondo... Todo ello da cuenta de lo espontáneo del esbozo, que comparte claros atributos con dibujos que Nonell realizara en los mismos años, y que pudieran servir de primeros apuntes para esta composición.
En este certificado de autenticidad que adjuntamos se especifican otras obras afines, conservadas en el MNAC (Museu Nacional d’Art de Cataluña), como Mercado de París o Figuras en el parque.
Pintor y dibujante, Nonell nació en el seno de una familia de pequeños comerciantes. Inició su formación como discípulo de Josep Mirabent y en la academia Martínez Altés, donde conoció a Xavier Nogués. Más adelante estudió junto a Luis Graner. En 1892 ya presentó en la Sala Parés algunas obras que fueron calificadas de impresionistas por la crítica, y al año siguiente, dentro del grupo Academia Libre, tomó parte en una exposición colectiva encabezada por Rusiñol, que también fue muy combatida por la factura abocetada de las obras presentadas. En 1894 participó en la Segunda Exposición de Bellas Artes de Barcelona, y publicó dibujos en “La Vanguardia”. Alumno durante estos años de la Escuela de La Lonja de Barcelona, entre 1895 y 1896 coincidió con Joaquín Mir, Gosé, Sunyer y Torres-García. Participó en dos muestras colectivas más, una de miembros del Círculo Artístico en la sala Parés (1895) y otra en el ElNiuGuerrer. En 1895 concurrió por primera vez a la Exposición Nacional de Madrid, muestra en la que participó varias veces hasta 1910, sin ser premiado. En 1896 expuso con la Colla del Safrà en la Tercera Exposición de Bellas Artes barcelonesa, donde le fue otorgada una mención honorífica. El verano de ese mismo año se trasladó a Boí (Lérida) junto a Ricard Canals y Julio Vallmitjana, donde realizó numerosos dibujos sobre el cretinismo, entonces endémico en la zona debido a las prácticas endogámicas. En otoño, Nonell expuso estas obras en el salón de “La Vanguardia”, y a principios del año siguiente publicó sus dibujos en “Barcelona Cómica”. Poco después mostró un óleo también de Boí en la XIV Exposición de la sala Parés. Ese mismo año marcha a París, de nuevo junto a Canals. En abril de 1897 concurrió en el Salón del Campo de Marte de la capital francesa, y hacia finales de año participó en la XV Exposición de Pintores Impresionistas y Simbolistas, también en París. A principios de 1898 organizó una exposición conjunta con Canals en la sala Le Barc de Boutteville. Regresa meses después y muestra sus apuntes de París en ElsQuatreGats, pero vuelve pronto a la capital gala. Allí, “La Vie Moderne” había publicado varias de sus obras, y él expone individualmente en la destacada galería de AmbroiseVollard (1899). Tras rechazar la propuesta del marchante Durand Ruel para pintar “españoladas”, regresa precipitadamente a Barcelona, parece que por motivos personales. Durante los años 1902 y 1903 expuso con regularidad en la sala Parés y el Ateneo barcelonés, mientras enviaba obras a los salones parisinos. Publica asimismo dibujos en “Papitu”, “L’Esquella de la Torratxa”, “La Campana de Gràcia”, “QuatreGats”, etc. Respetado por los jóvenes inquietos, Nonell se convirtió en bandera de toda una nueva generación de pintores que buscaban el realismo y la sinceridad. Nonell está actualmente representado en el Museo Reina Sofía, el Thyssen-Bornemisza, el Museo Nacional de Arte de Cataluña de Barcelona, la Fundación MAPFRE y el Museo del Ampurdán, entre otros.
Lote: 35089106 ANTONI TÀPIES PUIG (Barcelona, 1923 - 2012).
Sin título, 1971.
Litografía sobre papel Guarro, ejemplar H.C.
Sala Gaspar editor, Foto-Repro impresor, Barcelona.
Firmada y justificada a mano.
Medidas: 90 x 65 cm.
Obra publicada en “Tàpies. Obra gráfica. 1947-1972”, de Mariuccia Galfetti, pág. 176 fig. 286 (Barcelona; Gustavo Gili, 1973). Tirada “avant la lettre” del cartel de la exposición del artista celebrada en la Sala Gaspar de Barcelona en diciembre de 1971. Antoni Tàpies se inicia en el arte durante la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar. Progresivamente se dedicará con mayor intensidad al dibujo y a la pintura, y finalmente deja sus estudios de Derecho para dedicarse por completo al arte. Cofundador de “Dau al Set” en 1948, empieza a exponer en los Salones de Octubre de Barcelona, así como en el Salón de los Once celebrado en Madrid en 1949. Tras realizar su primera muestra individual en las Galerías Layetanas, viaja a París en 1950, becado por el Instituto Francés. En estos años inicia su participación en la Bienal de Venecia, expone de nuevo en las Layetanas y, tras una muestra en Chicago, en 1953 expone de forma individual en la galería neoyorkina de Martha Jackson. Desde entonces se sucederán sus muestras, tanto colectivas como individuales, por todo el mundo, en destacadas galerías y en museos como el Guggenheim de Nueva York o el de Arte Moderno de París. Ha obtenido premios como el Príncipe de Asturias, El Praemium Imperiale de la Japan Art Association, el Premio Nacional de Cultura, el Gran Premio de Pintura de Francia, etc., y se le han dedicado antológicas en Tokio (1976), Nueva York (1977 y 2005), Roma (1980), Ámsterdam (1980), Madrid (1980), Venecia (1982), Milán (1985), Viena (1986) y Bruselas (1986). Está representado en los principales museos de todo el mundo, como la fundación que lleva su nombre en Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, los Guggenheim de Berlín, Bilbao y Nueva York, el Museo de Arte Fukoka de Japón, el MoMA de Nueva York o la Tate Gallery de Londres.
Lote: 35144100 ANTONI TÀPIES PUIG(Barcelona, 1923 - 2012).
“Sin título”, ca. 1971.
Técnica mixta sobre piel.
Intervención plástica sobre unas tapas de piel de un libro antiguo.
Firmado.
Medidas: 32 x 51,5 cm; 58,5 x 75,5 cm (marco).
El simbolismo místico de Tàpies se palpa en cada una de sus creaciones. En estas cubiertas de libro, ya de sí impregnado de religiosidad, el artista estampó sus cruces y símbolos, con los que construyó su particular universo paralelo, asociado a lo arcano y a la existencia, a la vida y la muerte. Junto a la cruz de color rojo, las letras A y la T, caracteres con múltiples resonancias: iniciales de su nombre y de su mujer Teresa respectivamente, pero también aluden a la cruz, al dolor, al sufrimiento, a lo huidizo de la existencia, pero también al pálpito de lo eterno atrapado en la materia.
Antoni Tàpies se inicia en el arte durante la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar. Progresivamente se dedicará con mayor intensidad al dibujo y a la pintura, y finalmente deja sus estudios de Derecho para dedicarse por completo al arte. Cofundador de “Dau al Set” en 1948, empieza a exponer en los Salones de Octubre de Barcelona, así como en el Salón de los Once celebrado en Madrid en 1949. Tras realizar su primera muestra individual en las Galerías Layetanas, viaja a París en 1950, becado por el Instituto Francés. En estos años inicia su participación en la Bienal de Venecia, expone de nuevo en las Layetanas y, tras una muestra en Chicago, en 1953 expone de forma individual en la galería neoyorquina de Martha Jackson. Desde entonces se sucederán sus muestras, tanto colectivas como individuales, por todo el mundo, en destacadas galerías y en museos como el Guggenheim de Nueva York o el de Arte Moderno de París. Desde los años setenta se le han dedicado antológicas en Tokio (1976), Nueva York (1977 y 2005), Roma (1980), Ámsterdam (1980), Madrid (1980), Venecia (1982), Milán (1985), Viena (1986) y Bruselas (1986). De formación autodidacta, Tàpies ha creado un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinan la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana. La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el PraemiumImperiale de Japón, el Nacional de Cultura, el Gran Premio de Pintura en Francia, el de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003). Gran defensor de la cultura catalana, de la que está profundamente imbuido, Tàpies es un gran admirador del escritor místico Ramón Llull, así como el románico catalán y de la arquitectura de Gaudí. A la vez, aprecia el arte y la filosofía orientales, que como su propia obra diluyen la frontera entre materia y espíritu, entre hombre y naturaleza. Influido por el budismo, muestra en su pintura cómo el dolor, tanto físico como espiritual, es algo inherente a la vida. Antoni Tàpies está representado en los principales museos de todo el mundo, como la fundación que lleva su nombre en Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, los Guggenheim de Berlín, Bilbao y Nueva
Lote: 35143645 ANTONI TÀPIES PUIG (Barcelona, 1923 – 2012).
Sin título.
Técnica mixta sobre cartón.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 30 x 25 cm; 69 x 54 cm (marco).
Antoni Tàpies se inicia en el arte durante la larga convalecencia de una enfermedad pulmonar. Progresivamente se dedicará con mayor intensidad al dibujo y a la pintura, y finalmente deja sus estudios de Derecho para dedicarse por completo al arte. Cofundador de “Dau al Set” en 1948, empieza a exponer en los Salones de Octubre de Barcelona, así como en el Salón de los Once celebrado en Madrid en 1949. Tras realizar su primera muestra individual en las Galerías Layetanas, viaja a París en 1950, becado por el Instituto Francés. En estos años inicia su participación en la Bienal de Venecia, expone de nuevo en las Layetanas y, tras una muestra en Chicago, en 1953 expone de forma individual en la galería neoyorquina de Martha Jackson. Desde entonces se sucederán sus muestras, tanto colectivas como individuales, por todo el mundo, en destacadas galerías y en museos como el Guggenheim de Nueva York o el de Arte Moderno de París. Desde los años setenta se le han dedicado antológicas en Tokio (1976), Nueva York (1977 y 2005), Roma (1980), Ámsterdam (1980), Madrid (1980), Venecia (1982), Milán (1985), Viena (1986) y Bruselas (1986). De formación autodidacta, Tàpies ha creado un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinan la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana. La obra de Tàpies ha tenido una gran valoración a nivel internacional, estando expuesta en los más prestigiosos museos del mundo. A lo largo de su carrera ha recibido numerosos premios y distinciones, entre los que cabe destacar el Praemium Imperiale de Japón, el Nacional de Cultura, el Gran Premio de Pintura en Francia, el de la Fundación Wolf de las Artes (1981), la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña (1983), el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1990), la Medalla Picasso de la Unesco (1993) y el Premio Velázquez de Artes Plásticas (2003).
Tàpies se interesó muy pronto por la materia, la tierra, el polvo, los átomos y las partículas, a raíz de la II Guerra Mundial y del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón. Esto se traducirá en su obra en la adición de materiales ajenos a la tradición pictórica, en obras matéricas que constituirán una parte muy significativa de su producción, dando forma a una suerte de proyecto vital que continuó hasta su muerte. Sin embargo, el concepto de Tàpies de la materia no era platónico ni puramente físico, sino más cercano al misticismo medieval, a la alquimia y la magia mimética, por lo que concebía sus obras como un instrumento poderoso para transformar al espectador. En los años cincuenta y sesenta, el artista mirará hacia lo que se considera miserable y bajo, material en toda la extensión de la palabra, y trabajará sobre ello a través de las imágenes aisladas de su contexto y repetidas. En paralelo, fue un artista siempre sensible a los movimientos políticos y sociales, y por ello a finales de los años sesenta y principios de los setenta se intensifica su rechazo a la dictadura, lo que se traduce en obras de protesta y denuncia. Por esta época, Tàpies coincide con el “arte povera” europeo y el posminimalismo estadounidense en su tratamiento de los objetos, mostrándolos sin artificio aunque rechaza la búsqueda de la objetividad y los incorpora a su obra, transformándolos en símbolos y signos de su propio lenguaje. Una vez restaurada la democracia en España, a principios de los ochenta, Tàpies renueva su interés por el soporte, por el lienzo, mientras experimenta con nuevos materiales como la goma-espuma, el aerosol, los barnices o disciplinas como la escultura y la obra gráfica. Hacia el final de esta misma década el artista se adentrará definitivamente en la cultura oriental por la que ya se había interesado en los años de la guerra. A través de ella refuerza el protagonismo de la materia en su lenguaje, las ideas de cambio constante y de la identidad entre hombre y naturaleza y la negación del dualismo judeocristiano. Finalmente, en su última etapa Tàpies reflexionará principalmente sobre el dolor, tanto el físico como el espiritual, que concibe como parte imprescindible de la vida. Busca conocer el dolor para suavizarlo, en una vía de influencia budista, y a la vez comienza a centrarse cada vez más en el paso del tiempo, ahora más que nunca basado en la propia experiencia.
En paralelo a su obra pictórica, Tàpies trabajó el grabado desde 1947, tanto realizando series en solitario como en colaboración con poetas y escritores como Alberti, Brossa, Dupin, Foix o Saramago. También cabe destacar la importancia de su labor como ensayista, destacando entre sus escritos “La práctica del arte” (1971), “El arte contra la estética” (1977), “El arte y sus lugares” (1999) y “Valor del arte” (2001). Actualmente, Antoni Tàpies está representado en los principales museos de todo el mundo, como la fundación que lleva su nombre en Barcelona, el Reina Sofía de Madrid, los Guggenheim de Berlín, Bilbao y Nueva York, el Museo de Arte Fukoka de Japón, el MoMA de Nueva York o la Tate Gallery de Londres.
Lote: 35143815 FRANCISCO LEIRO LOIS (Cambados, Pontevedra, 1957).
“Sin título”.2016.
Escultura en mármol tallado.
Medidas: 83 x 80 x 38 cm.
Uno de los aspectos que llaman la atención de las esculturas de Francisco Leiro es su singular yuxtaposición de formas figurativas y estructuras abstractas, como so objeto y sujeto compartieran una misma esencia carnal. Ello se expresa también en esta talla de mármol: la cabeza masculina parece nacer del bloque pétreo, una forma emergiendo de lo informe, un retrato de personaje tipificado y a un tiempo arraigado en un expresionismo arcaico. Porque es su personal fusión de influencias, desde la escultura tradicional gallega hasta el hieratismo mesopotámico, pasando por el expresionismo alemán, lo que fructifica en una ecuación artística única e irrepetible.
Asimismo, Leiro es capaz de enfrentarse por igual a la piedra, la madera, el mármol o el hormigón, para extraer del material una calidad siempre sumaria e imponente.
Francisco Leiro inició su formación de manera autodidacta, recibiendo las influencias de la imaginería popular gallega y de su padre, cantero de profesión. Se trasladó entonces a Santiago de Compostela para ingresar en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad, y a continuación completó sus estudios en la de Bellas Artes de Madrid. En 1975 celebró su primera exposición, en la Sociedad Cultural de Cambados, y durante esta década formó parte del grupo artístico Foga, mientras se acentuaba en su producción la influencia del surrealismo. A principios de los ochenta participará en las colectivas Atlántica, en las que confluyó la generación emergente que habría de renovar la plástica gallega. Pronto, antes de que termine la década, su presencia será constante en los círculos artísticos tanto de España como de Europa y los Estados Unidos; en 1985 representó a España en la Bienal de São Paulo, y al año siguiente participó por primera vez en la feria ARCO de Madrid, donde mostrará su obra regularmente desde entonces. En 1988 se estableció en Nueva York, y ese mismo año recibió sus primeros encargos públicos: “Mis sofás” (Pontevedra) y “Coloso” (Palacio de la Magdalena de Santander). Al año siguiente es seleccionado en la 1ª Mostra Unión Fenosa de A Coruña, donde su obra “Torso Sentado” será adquirida por dicha entidad. También en 1989 realiza otro encargo público de importancia, “Balboas III” (El Ferrol). De hecho, desde este momento se repetirán sus proyectos públicos: “Nave” (Santiago de Compostela, 1990), “Sireno” (Vigo, 1991), “Puertas de la Torre de Hércules” (A Coruña, 1992), “Porta Santa” (Catedral de Santiago de Compostela, 1993), “Homenaje a Castelao” (Santiago de Compostela, 1995), “Bañista no Areal” (Vigo, 1997), “Miarritz” (Biarritz, Francia, 1999), “Marzo del 73” (Fene, A Coruña, 1999), “Astronauta” (Valdemoro, Madrid, 2001), “Vértigo” (Autovía M50, Madrid, 2004), “Dama de Navalcarnero” (Navalcarnero, Madrid, 2007) y “Simeón sentado” (Torre Espacio, Madrid, 2007). Afianzada su carrera internacional, en 1990 comienza a trabajar para la galería Marlborough de Nueva York, donde se presenta ese año con una exposición individual de escultura. Desde entonces ha celebrado muestras personales tanto en esta galería como en otras de España, Portugal, Estados Unidos, Chile, Buenos Aires, Brasil y El Salvador, además de participar en destacadas colectivas y ferias por Europa y los Estados Unidos, en centros tan destacados como el Palais Royal de París (2001) o el MNCARS de Madrid (2006). Asimismo, ha sido galardonado con la Medalla Castelao que otorga la Xunta de Galicia (2000) y la Medalla a las Bellas Artes de la CEOE (2003). El lenguaje plástico de Francisco Leiro ha atravesado distintos periodos, pero siempre se ha mantenido fiel a una figuración expresionista totalmente personal, muy ligada a la escultura popular gallega tradicional. También evidencia en su escultura un cierto aire arcaico, un hieratismo de herencia egipcia y mesopotámica, que se enlaza de forma armónica con la monumentalidad de Miguel Ángel y el expresionismo alemán. Actualmente está representado en el MACBA de Barcelona, el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano de Valladolid, el Marugame Hirai de Kagawe (Japón), el Stedelijk de Ámsterdam, la Fundación Caixanova, el Museo de Castrelo en Vigo, el de Bellas Artes de Álava, el Instituto de Crédito Oficial en Madrid, Grounds for Sculpture en Nueva Jersey, las colecciones-fundaciones La Caixa, Coca-Cola y Caja de Madrid, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela, el Centro Cultural São Laurenço de Almancil (Portugal), la Asociación de los Amigos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Akron Art Museum de Ohio (EE.UU.), entre otras colecciones tanto públicas como privadas.
Uso de cookies. Utilizamos cookies para mejorar la experencia del usuario y ofrecer contenido de su interés. Al continuar con la navegación o pulsar sobre el botón cerrar entendemos que acepta nuestra política de cookies
¿ Desea recibir nuestro boletin de novedades ?
Sí desea que le ayudemos a registrarse como usuario llámenos al teléfono 93 246 32 41