MAXIME DUFOUR (siglo XX).
“Super Coca Cola”, 2013, de la serie “Eidolon”.
Digital color print montado en diasec, ejemplar 8/8 (cinco de 40 x 40 cm; tres de 70 x 70 cm y uno de 100 x 100 cm).
Con etiqueta en la parte trasera de la galería Espace-art 22, Bruselas.
Con etiqueta en la parte trasera de Diasec.
Esta obra aparece en la página web del artista.
Medidas: 100 x 100 cm.
Maxime Dufour explica la serie “Eidolon” o “El honor perdido de los superhéroes” de la siguiente manera: “El 12 de septiembre de 2063, los Superhéroes, grupos de presión de las grandes multinacionales del planeta, se dieron cuenta del abismal error de sus métodos. Desilusionados por la inconmensurable lista de fechorías de sus empleadores, decidieron colgar sus trajes en el guardarropa y acabaron vagando, ojerosos, por los sótanos de sus bases secretas, pensando en sus errores pasados...”. Continúa “La serie nos invita a reflexionar sobre las desastrosas consecuencias de nuestras acciones consumistas, sobre la utopía de nuestro libre albedrío y sobre la incoherencia de nuestros logros judeocristianos. Los modelos desnudos encarnan pragmáticamente una poderosa fantasía de nuestra cultura, donde lo prohibido se une al deseo en una irresistible vorágine de belleza y juventud. El superhéroe moderno debe tener menos de 25 años y una figura absolutamente perfecta. Apolo, Adonis, Efebo, las palabras son legión para describirlo. Patroclo, Ganímedes, Hefestión o, más recientemente, Tadzio, se le encuentra en todas partes, pero sólo en contextos artísticos o históricos. Hipocresía útil; sólo con esta condición, se puede aceptar su desnudez y levantar parcialmente uno de los últimos tabúes de nuestras sociedades contemporáneas. Sin embargo, la pornografía permanece, pero no donde algunos esperaban. La verdadera indecencia de las fotos de "El honor perdido" procede del muro de hormigón, no del desnudo. ¿Cómo ha podido el hombre permitir que su entorno le degrade hasta tal punto? Este muro es la alegoría de la alienación, el canguelo impuesto desde el nacimiento, la encarnación de una humanidad despojada de sus fundamentos más elementales. Pegados a este símbolo de esclavitud forzada, los logotipos de las grandes multinacionales aparecen, triunfantes, como iconos liberadores. Petróleo, tabaco, química, energía nuclear, alimentación, textil, artículos de lujo y nuevas tecnologías son los grandes villanos de hoy. El trabajo infantil, la deforestación, la contaminación masiva, el abuso de posición dominante, las estrategias de desprestigio, la adquisición fraudulenta de monopolios de comercialización... no nos ahorran nada, nos hipnotizan con colores brillantes y eslóganes anestésicos. "No volverás a acudir a nosotros por casualidad", "Eso es todo lo que me gusta", "Hazlo", "Piensa diferente", son aforismos hipnagógicos diseñados para hacernos olvidar la oscuridad de sus verdaderas intenciones. Pero la historia tiene un final feliz. Nuestros superhéroes acaban "pensando diferente" y se dan cuenta de sus meteduras de pata. Y así, en un estado de profunda lucidez, desnudos como la naturaleza los creó, vuelven a emprender los pasos que siempre han sido los suyos, los de la Libertad y la Fraternidad. Pero esa es otra historia...” (texto extraído de la página web del artista).
Maxime Dufour se inició en un primer momento en el mundo de la comunicación y la cultura, para posteriormente dedicarse a la fotografía. La perspectiva, la geometría y la fragmentación son algunos de los puntos fuertes de su producción. También trabajó retratos activistas para instituciones, clientes privados y el mundo de la moda. Se dedicó a la realización de proyectos fotográficos de arte contemporáneo, particularmente sobre el cuestionamiento de la desnudez que continúa ofendiendo nuestra sensibilidad. Ha trabajado para Sony, FNAC, Leroy Merlin o Carrefour, entre otros.