DESCRIPCIÓN
Escuela italiana; siglo XVII.
“Cristo y la samaritana”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta faltas y repintes sobre la superficie pictórica.
Medidas: 31 x 25 cm.
En esta escena devocional el autor reduce la composición únicamente a la gran monumentalidad de sus protagonistas. En un espacio angosto se aprecia la figura de Cristo apoyado en el brocal del pozo, vestido con túnica azul oscura y manto rojo, y a su derecha una joven dama que sostiene una jarra y se dirige a Jesús. Los gestos de las figuras indican que ambos personajes están estableciendo una conversación, ya que la figura de Cristo adopta una postura de carácter familiar respecto a la joven. Este abre las manos como si se estuviese narrando algo, mientras que la mujer adopta una actitud pasiva de escucha.
Debido a las características iconográficas de la obra el tema puede ser identificado como el conocido como “Jesús y la samaritana” o “La samaritana en el pozo” o “Jesús y la samaritana en el pozo de Sicar”. Dicha escena está relatado en la Biblia por San Juan (4: 4-26). “7Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva.11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados?13 Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla”. La representación de dicha historia posee una larga tradición por las alusiones del texto al agua como “Gracia Divina” o “Agua Viva” y por la alusión velada que se hace a las predicaciones y evangelizaciones en el mismo. Así, lo tenemos en sarcófagos paleocristianos (“Sarcófago de los árboles”, Museo del Louvre), en el Monte Athos, en la obra de Duccio, etc.