Ralf Winkler

JOAQUÍN MICHAVILA (Alcora, Castellón, 1926 – Albalat de Taronchers, Valencia, 2016).
“Boceto para ventana”, 1952.
Grafito sobre papel.
Titulado y fechado en el ángulo inferior derecho. Dedicado en el reverso en 2005. Regalo del artista.
Medidas: 24,5 x 30 cm; 40 x 46 cm (marco).
Uno de los principales representantes de la abstracción valenciana, Joaquín Michavila se formó en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, de cuya academia fue miembro desde 1975 y presidente entre 2003 y 2007. Catedrático de Bellas Artes, fue galardonado con la Distinción al Mérito Cultural de la Generalitat Valenciana (2001) y con el Premio de Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana (2007). Michavila se trasladó a Valencia en 1932, donde vivirá hasta 1966. Destacado participante de la vanguardia valenciana, Michavila formó parte, desde su fundación, de los grupos Los Siete, Parpalló y Artes del Arte. Inicia su carrera en 1952, y durante unos años buscará su lenguaje propio, y a partir de 1960 desarrolla un lenguaje enmarcado dentro del constructivismo, que evoluciona progresivamente en un sentido cada vez más geométrico. Una década más tarde se centrará en la evocación de los paisajes de su juventud a través de la abstracción, y en torno a 1990 comienza a acercarse al tenebrismo, con obras marcadas por el contraste de luces y sombras. A principios del siglo XXI, Michavila iniciará una nueva etapa a partir de una producción de acrílicos titulados genéricamente “Contrapunto”, un término musical del que brotan interpretaciones plásticas de maestros compositores de la vanguardia como Schönberg, Luis de Pablo o Paco Llàcer. Esta última serie habla de un cierto drama existencial derivado del tenebrismo pictórico anterior, con fondos negros sobre los cuales el sonido deviene forma pura, vibración sonora a la par que lumínica, jugando a evocar sinestesias. A lo largo de su carrera, Michavila celebró exposiciones por toda España, así como en Roma, Florencia, Basilea, Denver, São Paulo, Nueva York y Viena. Fue distinguido con numerosos premios, entre ellos el Alfonso Roig de la Diputación de Valencia en 1996 y la Medalla e Oro de la Ciudad de Valencia en 1997, además de ser nombrado Alcorí Distinguit en 1998. Asimismo, en febrero de 2016 la Universidad de Valencia le dedicó una exposición monográfica a modo de homenaje, reuniendo una selección de treinta obras representativas de toda su carrera.